Por: Ana Guadalupe Rodríguez Mancha
Como es afuera es adentro, como es arriba es abajo…
Kybalión
El ser humano está compuesto de cinco sentidos básicos (la vista, el olfato, el gusto, el oído y el tacto) que reciben información del entorno y lo procesa para interpretar lo que está a su alrededor, son necesarios para la supervivencia, algunos están más desarrollados que otros, pero que en conjunto permite diferenciarnos entre otras especies y sobre todo experimentar la maravilla de esta vida material; pero, te has preguntado si existe en esa materia interna mini organismos vivientes, que trabajan en paralelo con tu ritmo diario.
La respuesta es simple y afirmativa, cada parte de nuestro cuerpo está conformado por subsistemas que permiten la homeostasis en el interior de forma microscópica, siendo imperceptibles al ojo humano, pero compuesto de células especializadas, que forman tejidos, órganos y sistemas.
Las células madre o troncales son las causantes de dar vida dentro de nosotros, con una capacidad impresionante de dividirse en células iguales para continuar con la reproducción y en células maduras pioneras en la formación de tejidos, con el único objetivo de mantener, regenerar y reparar tejidos dañados. Es gracias a los 37 billones de células que forman parte de la unidad de la vida, las responsables de nuestras actividades diarias, tal es el caso de los conos y bastones que son células pequeñas que se encuentran en nuestro sentido de la vista, encargadas de la visión central y periférica, así como la percepción de una amplia gama de colores, formas y tonalidades, que convierten la luz en mensajes eléctricos para la visión nocturna y diurna.
Estas células maduras, totalmente diferenciadas y capacitadas para las conexiones internas, forman la unión de sensaciones, recuerdos y percepciones como es el caso de las células sensoriales olfatorias que identifican sustancias químicas en el aire y lo transforman en olores previamente reconocidos, que, al combinar el aroma con el sentido del gusto, permite saborearnos un buen corte de carne con su respectivo tinto y que es gracias a las papilas gustativas ubicadas en la lengua, que detectan los alimentos amargos, dulces y salados.
El sentido del oído capta vibraciones en el aire, que serán traducidas por células maduras en el cerebro por sonidos con significado, regalándonos una asociación armoniosa entre el sentido del tacto y la hermosa melodía Canon en Re mayor de Johann Pachelbel, al tocar las cuerdas del violín y que algunos doctos en la materia la consideran la célula madre de la música, regalando calma y profunda espiritualidad que asemejan los compases a los latidos del corazón.
En conclusión, todas las células que participan en nuestros cinco sentidos tienen un factor en común: la relación íntima con el cerebro, haciendo un lugar complejo y enigmático como torre de control de nuestras emociones y sensaciones de experiencias previamente vividas y aprendidas. Cada vez que te sientas solo recuerda que existe un ser supremo que controla el multiverso y a billones de células dependientes de ti, dando su propio ciclo celular por mantenerte activo y funcional, sin recibir nada a cambio, más que tu supervivencia en este mundo terrenal; algunas en etapa quiescente (quietas), otras tantas proliferantes y en división (se multiplican con rapidez), para terminar en senectud, apoptosis e iniciar un nuevo ciclo celular.