Por Diego Varela de León
Sin duda el estudio de la conducta en torno al tema de la prevención es tan amplio como interesante, pues la conducta humana es muy variada tanto en su expresión como en su clasificación. En cuanto a sus apariciones, es un fenómeno atemporal, pues cada vez que se presenta una conducta se presenta la necesidad de explicar su motivación y su intención, y esto se puede ver en nuestras interacciones diarias: si estamos platicando con alguna persona, debemos interpretar lo que nos dice, ayudándonos de sus palabras, de sus movimientos y del contexto. Sin embargo, también es un fenómeno temporal, pues las explicaciones que se puedan dar alrededor de una conducta cambian según el espacio, tiempo, circunstancias y motivación en el que se den.
Y es precisamente la criminología la que responde a eso: explicar conductas de un tipo definido, conformando todas aquellas conductas que se alejen del plexo normativo, de lo establecido o del bien común, teniendo siempre en consideración que realizar un análisis o una explicación de este tipo requiere tomar en cuenta su variabilidad, dependiendo de una gran cantidad de influencias que pueden estar interviniendo en un momento dado y en una persona determinada.
Desde el origen de la criminología se han realizado diferentes análisis a la génesis y a la manifestación del crimen dentro de la sociedad; sin embargo, al tratarse de observaciones hechas a la conducta o a la naturaleza humana, es decir, observaciones hechas a la sociedad misma y a sus componentes, es difícil establecer un antecedente preciso que marque un inicio claro al estudio del comportamiento criminal o a la manera como debe ser abordado tanto por la sociedad como por las entidades encargadas de mantener el orden, ya que, al encargarse de estudiar un elemento común que se desprende de la vida en sociedad, entonces se puede entender que el crimen ha estado presente desde el inicio del ser humano como ser gregario, como lo asentó Rodríguez Manzanera en relación con los antecedentes de la criminología “como ciencia joven podría parecer que carece de historia; sin embargo, nada más infundado que esto, pues la historia del mundo va muy unida a la historia del crimen”.
Entonces, pues decimos que la conducta es una expresión física que se da cuando una persona actúa en consecuencia con sus pensamientos y emociones. La conducta es una manifestación externa de un estímulo interno, decimos que todo lo que vemos en nuestras relaciones y en la observación de nuestro entorno social corresponde a conductas y que la vida en sociedad se construye a partir de ellas.
En la teoría de las ideas de Platón, define un claro dualismo antológico al proponer la existencia de dos tipos de realidad antagónicos: el mundo sensible y el mundo inteligible. En el Mundo Sensible (el interior de la caverna en el mito de la caverna) están las realidades individuales, materiales, temporales, espaciales, la multiplicidad, el cambio, la generación y destrucción; es el conjunto de cosas perceptibles por los sentidos. El Mundo Inteligible (el mundo exterior en aquel mito) consta de Ideas (o “Formas”) realidades universales inmutables, eternas, invisibles, inmateriales, atemporales, aespaciales; las ideas se conocen por la razón y son la auténtica realidad.
El tema de la virtud en Platón incluye dos cuestiones fundamentales: la relativa al modo en que se puede poseer la virtud y la relativa a su esencia o naturaleza. En cuanto a la primera cuestión vemos en este filosofo la huella del punto de vista intelectualista de su maestro Sócrates: quien posee una virtud posee un cierto conocimiento: no se puede hacer el bien o la justicia si no se sabe que es el bien y la justicia, del mismo modo que no se puede hacer un trabajo físico determinado, levantar un puente o construir una mesa si no se tiene un conocimiento de ello. En cuanto a la segunda cuestión, el tema de la esencia de la virtud, Platón la concibe como el estado que le corresponde al alma en función de su propia naturaleza. Como en el alma humana encontramos varias partes, a cada una de ellas le convendrá un tipo de virtud determinado: así, la virtud de la parte racional es la sabiduría o prudencia que consiste en el conocimiento de los fines verdaderos de la conducta humana, en el conocimiento de lo que se debe hacer en cada ocasión en particular; a la parte irascible le corresponderá la virtud de la fortaleza, disposición de la voluntad merced a la cual podemos realizar la conducta que la prudencia enseña como adecuada en cada momento, realización que pasa en muchas ocasiones por la renuncia a placeres y beneficios propios.
Finalmente, a la parte concupiscible (bien sensible) le corresponderá la virtud de la templanza: disposición moderada de los apetitos que le permite al alma no ser perturbada continuamente por deseos abundantes y excesivamente intensos. Entonces, Platón dice que la conducta humana nace de tres fuentes principales que son el Deseo, la Emoción y el Conocimiento y éstas se encuentran en proporciones distintas en cada uno de los hombres.
Retomando a Aristóteles, quien deja de depender de las ideas y desarrolla su concepción hilemofista, que consiste en que las esencias o sustancias de las cosas reales tienen una realidad DUAL; ellas son: Materia y Forma y en sus relaciones de unas cosas, causa y/o efecto. Sobre este concepto de casualidad de: “No hay efecto sin causa” y “todo efecto debe ser proporcionado a su causa” en este sentido fue Aristóteles quien introdujo la denominación de Ética para designar lo concerniente a los principios del bien y del mal. Aunque por otro lado no hay que dejar de citar que en este sentido la biblia maneja de igual forma un concepto del bien y del mal. Y evocamos algunos de los clásicos en filosofía porque todo parte de los distintos conceptos que la propia sociedad en su conjunto ha implantado para lograr una mejor convivencia y de esta manera poder vivir en colmena.
Ahora bien la clasificación y calificación que dentro de cada sociedad le dan a las diferentes conductas manifestadas por el ser humano, pueden ser distintas de acuerdo a la propia cultura de esa sociedad, dentro de la nuestra y de acuerdo con las leyes que nos rigen además de la multiculturalidad y diversidad de nuestro país, cualquier conducta que se salga de lo establecido es tachada por la sociedad como acto desviado y si esta representa la infracción de la ley, así será castigada de acuerdo al tipo de delito o falta administrativa que se haya cometido, de tal suerte que hay que prestar atención a las conductas de nuestros jóvenes e imbuir en ellos las conductas del buen vivir basadas en los valores éticos que como familia mexicana nos caracterizan.