
ENRIQUE GARRIDO
La historia está llena de injusticias, voces acalladas, minorías olvidadas, también de azar y destino. En su Tesis sobre la filosofía de la Historia, Walter Benjamin plantea que la versión oficial la escriben los ganadores, y eso es un problema. La idea del progreso lineal sólo certifica una acumulación de catástrofes, justificando a imperios y mercenarios. Por ello, el filósofo alemán pensaba que era fundamental un revisionismo de la historia para dar voz a los olvidados, la visión de los vencidos, y reconciliarla estableciendo un puente entre el pasado y el presente, lo que nos permitiría avanzar de una manera moral hacia el futuro.
Sucedió en la BBC, en enero de 1995, allí, Jacqueline Mitton, integrante de la Real Sociedad de Astronomía Británica desenmascaró una de las mayores conspiraciones, la cual ha repercutido en gran parte de nuestra vida. Resulta que los doce signos del zodiaco están erróneamente adelantados por los efectos de precesión que sufre la Tierra, de modo que se deberían considerar 13 constelaciones en lugar de 12, ya que la eclíptica atraviesa Ofiuco, pero los astrólogos nunca lo incluyeron en el zodiaco porque 12 es un número más fácil de dividir en partes iguales que 13. Además, no querían complicarse con otro signo.
La conspiración se hace más grande. ¿Cuántas de las decisiones han sido tomadas con base en lo que señalan los signos en las revistas? ¿Cuántas parejas no se han formado por la incompatibilidad estelar? Una incompatibilidad que se dio entre la astronomía y la astrología. Durante siglos eran inseparables (de hecho, Johannes Kepler, el de las leyes del movimiento planetario, hacía horóscopos para ganarse la vida), hasta que el divorcio vino por la falta de rigor científico cuando, en el siglo VI d.C., San Isidoro de Sevilla distinguió a la astronomía como ciencia y la astrología como superstición.
Ofiuco no fue descubierta en 1995, sino que su presencia está desde el siglo II a.C., gracias a los estudios del astrónomo griego Hiparco de Nicea. Desde antes del nacimiento de Jesús venimos interpretando mal al universo. ¿Qué credibilidad les queda a personajes como Mhoni Vidente o Walter Mercado? ¿Acaso estamos viviendo un futuro que no nos tocaba? Quizá este humilde columnista tenía un futuro lleno de lujos y opulencia, o tal vez quien lee ahora estas líneas se cruzó con el amor destinado, pero lo ignoró al confiar en la lectura del cielo. ¡Exigimos un recuento!
La verdad es que los astrólogos, como decimos en el barrio, se han hecho bien weyes al momento de hablar de Ofiuco, cuya constelación representa a Asclepio, el dios de la medicina, sosteniendo una serpiente, un símbolo que aún se usa en hospitales. ¿Existirá alguna instancia para quejarse de nuestro destino? Por lo pronto, sólo nos resta saber que nuestro pasado y presente fue condicionado por la omisión.
Por ello, ante la pregunta: ¿Qué signo eres?, manifiesto abiertamente ser Ofiuco, signo de los olvidados, incompatible con las narrativas predominantes, signo de que nada está escrito, de que no podemos perder de vista a la Astronomía y Medicina. Quizá así recupere su lugar en las estrellas y su influencia en nuestro oscuro, incierto y azaroso futuro.