Miriam Serrano
Los seres humanos por naturaleza somos convenencieros y camaleónicos con base en los intereses, pero, hay niveles y, sobre todo, límites.
Los tiempos políticos y “electoreros” son cíclicos, una vez que llegan, los enemigos se hacen amigos y los innombrables se vuelven a nombrar y quienes se odiaban, vuelven a tolerarse.
Este fin de semana hubo algunos festejos de la “clase política” y quienes aspiran, que no son pocos, no desaprovecharon el escenario para “felicitar” a quienes, suponen les otorgarán la posibilidad de “participar” en este proceso electoral 2024.
Quienes en su momento buscaron cualquier escaparate para despotricar y escupir, no lo desperdiciaban en lo absoluto, sólo que se les olvidó que, “cuando escupes hacia arriba”, pues te salpicas al final.
Era impensable ver a un Saúl Monreal Ávila, quien públicamente en varias ocasiones señaló que la delegada del Bienestar, Verónica Díaz Robles, no volteaba a ver a Fresnillo; ahora establecer la posibilidad de que la fórmula al Senado sea con la funcionaria.
Y qué decir del cúmulo de fotografías, por cierto muy añejas, de algunos que se niegan a morir “políticamente”, en compañía de quienes hoy por hoy ostentan el poder y serán los que dirán “vive o muere”.
El nivel político en la entidad cada vez se desvirtúa más, su origen, su objetivo no era malo, al contrario, el aplicar la política con justicia, equidad y, sobre todo, el bienestar común eran los objetivos principales de ejercerla.
Es una constante que quienes intentan llegar lo hacen bajo las premisas de ayudar a los demás, de representar los intereses comunes, de que los menos sean los más y del rescate de una sociedad cada vez más abrumada por la falta de empleo, de seguridad, de hartas necesidades que no pueden atenderse por la falta de voluntades.
Y, cuando lo logran, terminan comportándose igual o peor que sus antecesores, pues definitivamente “el poder marea” y los hace perder los objetivos iniciales de la lucha y el sinnúmero de promesas de campaña que se establecieron.
Son muy pocos los casos que pueden destacarse como positivos o exitosos, siempre habrá “honrosas excepciones”, aunque cada vez sean menos y por el contrario, pululen los que hacen uso de esa política para seguir empoderándose y dejar de lado el verdadero objetivo, servir a la gente.
Y espérense a que se acerque más el tiempo de las definiciones, las redes sociales seguirán inundándose de los “mejores amigos”, de los que “comen en la misma mesa y toman del mismo vaso” como si eso fuera a determinar quiénes “viven o mueren”… AL TIEMPO.