GIBRÁN ALVARADO
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El western es un género que podría decirse que envejeció mal, se desgastó con el paso de los años, pero es imprescindible al momento de adentrarse en la historia del cine, pues no sólo se desarrolló en Estados Unidos, sino que se extendió, por ejemplo, a Italia, con lo que se conoció como el Spaghetti Western (en esta columna ya abordé algún filme de Sergio Leone con esta temática). Siguiendo las ideas del libro Cómo acercarse al cine, de Leonardo García Tsao, el Western lo podemos identificar por su iconografía definida: personajes vestidos de vaqueros o de indios, el tipo de armas que usan, los caballos, los pueblos de madera, los paisajes amplios. También comenta que, por su naturaleza, es un género violento.
Durante el mes de marzo me ocuparé de cuatro filmes de John Ford, atendiendo a cuestiones cronológicas, en esta primera entrega esbozaré algunas ideas sobre La diligencia (1939), obra relevante para el género abordado en el párrafo anterior. Como no hay nada nuevo bajo el sol, hay quienes identifican la intertextualidad con “Bola de sebo”, del francés Guy de Maupassant, de ahí a “Diligencia para Lordsburg”, de Ernest Haycox, para finalizar con el guion de Dudley Nichols para la película. A su vez, es posible identificar el camino del héroe en el transitar del filme, me enfocaré en varios aspectos que, más allá de elementos técnicos que revolucionaron la forma de hacer cine, considero esenciales traer al debate actual, a fin de cuentas el cine se sirve de la vida y ésta se sirve de las ficciones que observamos.
Como toda obra de su tiempo, La diligencia proporciona un crisol de los prototipos sociales, médicos, bandidos, prostitutas, apostadores, vendedores, banqueros y transportistas convergen en un pequeño espacio, cada uno tiene una aventura, la cual se irá compartiendo conforme avanza la trama, lo cual hace que se forme una amalgama social demasiado interesante, incluso, agregando a los mexicanos, que también forman parte del mosaico.
El recorrido hacia Lordsburg tendrá varios peligros, uno de ellos son los apaches, ese grupo de malvados incivilizados que aún crean confusión y desastre en varios poblados de esa zona. A su vez, aparecerá también el peligroso Ringo Kid, un maleante que acaba de escapar de la prisión y quien tiene como objetivo vengar la muerte de sus familiares. La película evidencia los prejuicios, las ideas sociales de la época y evidencia un tipo de cine que, acorde a los años de su producción, tuvo relevancia para la conformación del ideario norteamericano, el cual aún está vigente en la visión de varios de sus habitantes. Por muy lejanas que parezcan las aventuras y pugnas entre vaqueros y apaches, es importante revisitar estos filmes porque a través de ellos podemos explicarnos y comprender determinados comportamientos o ideas que aún son parte del ideario colectivo norteamericano. De más está destacar los emblemáticos escenarios de Monument Valley, Arizona.