ANA RODRÍGUEZ MANCHA
El estudio de la familia surge en el año 1861, con el Jurisconsulto e historiador suizo Johann Jacobo Bachofen, quien se interesó por primera vez en el estudio histórico de la familia, basando sus teorías de la promiscuidad sexual primitiva con los primates, el matrimonio en grupo, la poliandria (mujer casada con dos o más hombres), poligamia (matrimonio que permite a una persona estar casada con varios individuos) hasta finalmente llegar a la monogamia (casados con una sola persona), que caracteriza a la mayoría de las familias actuales.
Estas relaciones sociales, además de permitir la evolución y supervivencia humana, han dado pauta a la conformación de sociedades que permiten el desarrollo de la vida en grupos familiares, compuestos de lazos sanguíneos o grupos afines.
Partiendo de la premisa de que el estudio de la familia tiene un enfoque integral, que engloba las relaciones interpersonales de los individuos, hace una tarea compleja llegar a un concepto unívoco de familia, es decir, que ha existido desde el siglo XIX una diversidad de familias humanas que han impactado en su estructura y evolución.
Actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la familia como: “Grupo social, organizado como un sistema abierto (con interacción con otros sistemas como el barrio, trabajo, escuela, grupos de amigos, etc), constituido por un número variable de miembros, que en su mayoría conviven en un mismo lugar, unidos ya sea por lazos legales, sanguíneos y/o afinidad”, haciendo de la familia un hábitat perfectible para llegar al fin último del ser humano, tal y como lo describe la definición de familia, propuesta por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): “tener una vida digna y feliz en armonía social, con el derecho de tener la protección de la sociedad y del estado por ser su base fundamental”.
Haciendo un símil de la familia, con la máquina perfecta que es el cuerpo humano, podemos plasmar que la familia es un sistema dinámico, compuesto por subsistemas de funcionamiento independiente, pero dependientes de la funcionalidad del sistema inicial; estos subsistemas están compuestos por relaciones conyugales, parentales, filiales, fraternales e individuales que permiten dar roles específicos a cada miembro familiar que satisfaga las necesidades propias y colectivas.
Podemos definir que cada familia tiene actividades específicas que se llevan a cabo por sus integrantes para cubrir necesidades, a esto se le llama funciones familiares; entre éstas se encuentra el afecto como piedra principal en el núcleo familia. Esta función es de las más importantes, ya que es el lugar donde se es aceptado, amado y donde se puede expresar los sentimientos de forma libre y ser comprendido. La educación como función familiar se centra en el aprendizaje de habilidades personales y en equipo, fomentando los valores que forjaran el carácter individual. La salud física y psicológica que incluye el ejercicio regular entre los miembros de la familia, la alimentación balanceada en cantidad y calidad, atención preventiva de emociones (terapia psicológica) y la disponibilidad al acceso a la salud. Las funciones físicas y económicas que van encaminadas en la disponibilidad de ropa acorde a la edad, productos de higiene, vivienda y medio de transporte. La recreación y socialización donde incluye convivencia con los amigos, la familia, las actividades laborales, escolares y sociales. Todas estas funciones en conjunto determinaran si la familia se encuentra en un status funcional o disfuncional. Se necesita hacer una introspección profunda y minuciosa para detectar las fisuras familiares, detectar los ejes que se están desprotegiendo y que de no remendarse a tiempo pueden ocasionar desagradables enfermedades familiares como la violencia familiar, la drogadicción, el abandono, el suicido, la ansiedad, la depresión, las enfermedades psicosomáticas, el maltrato infantil o al adulto mayor, embarazos en adolescentes no planeados y el aumento de enfermedades cardiovasculares o metabólicas. De presentar cualquier de los casos enunciados, acude con tu médico o médica de familia que te orientará, atenderá y canalizará a estancias especializadas para la atención preventiva o paliativa.