Daniela Albarrán
En 2001 salió la primera película de Harry Potter, una saga tanto de libros como de películas que batió todos los récords habidos y por haber, y que, además, marcó un parteaguas en la literatura infantil y juvenil, así como en la escrita por mujeres. Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint fueron los elegidos para protagonizar la historia más vendida en los últimos años; actores que desde niños lo tuvieron todo: fama, dinero y belleza. Sin embargo, siempre que hay un éxito tan avasallador, hay un fracaso rotundo.
Y precisamente de eso habla Número dos, del escritor francés David Foenkinos, publicado en 2022 por Alfaguara. Este libro narra la historia de Martin Hill, el actor ficticio que estuvo a nada de quedarse con el papel de Harry Potter. Y es que tanto Daniel Radcliffe como Martin Hill, con tan sólo 10 años, fueron los actores que mejor interpretaron en el casting al mago; sin embargo, el protagonista tiene que ser solamente uno, y ese uno fue Daniel Radcliffe, por una mala pasada del destino de Martin y un golpe de suerte en el de Daniel. Y es así, con una decisión por parte de la dirección de la saga, fue que se sellaron dos destinos: uno para el éxito y el otro para el fracaso.
Contexto: en ese entonces los dos prospectos a estrella eran niños. Ninguno de los dos tuvo ni siquiera la decisión de querer participar en el casting; en ambos fue el destino que los llevó a chocar en la misma línea del tiempo, pero sólo uno tuvo ese extra que se necesitó para lograr el objetivo.
Para Daniel Radcliffe fue un éxito rotundo, pareciera que su rostro y su nombre literalmente todo el mundo lo conoce, y precisamente ése es el detalle, el hecho de que Martin se encuentre con el rostro de Daniel a cada lugar que vaya, es un recordatorio de su inminente fracaso.
Sin embargo, uno pensaría que el fracaso es algo que de alguna manera se puede superar, que todos en algún momento de nuestra vida podemos fracasar, y ya está, se supera ese fracaso y quizá, con el tiempo, se convierte en una fortaleza, pero lo de Martin fue catastrófico, porque no sólo fue el fracaso momentáneo, sino que desde el momento en que lo rechazaron para el papel, vio en Harry la representación de su fracaso absoluto, su vida ya no volvió a ser la misma; no tenía amigos por temor a que hablaran de la saga, limitó su vida a interacciones mínimas para no encontrarse con nada que tuviera que ver con el personaje maldito. Harry Potter se volvió en su Voldemort personal, en el personaje que no debe ser nombrado frente a él. Pero con un éxito tan rotundo, huir de Harry Potter es casi un imposible.
Y es que Número dos es sólo la historia del arquetipo del fracasado, del que casi gana, el que casi obtiene lo que quiere, el que estuvo muy cerca de obtener la fama, el que casi estuvo a punto de obtener sus objetivos, y pienso que no hay nada más terrible que el casi, que la mediocridad es peor que ser sólo un perdedor, porque la mediocridad implica estar cerca del éxito, y nunca alcanzarlo.
Y creo que en algún punto todos hemos sido un Martin Hill frente a un Harry Potter y nos hemos cuestionado: ¿por qué eligieron a esa persona y no a mí?, ¿qué hice mal?, ¿qué fue lo que esa persona tiene que yo no? Y ésas son unas preguntas que nadie responde, pero se meten en nuestra mente como pensamientos intrusivos y al final pueden llegar a ser tan constantes que nos pueden limitar a volver a intentarlo, porque ¿para qué intentar si sabemos que vamos a perder? Y justamente ésa es la tragedia de los Martin Hill, vivir con el fracaso a cuestas, de un casi tuve el éxito, pero llegó un Harry Potter que me arrebató todo, justo cuando estuve a punto de obtenerlo.
Número dos es una novela que, en un primer momento, pareciera entretenida, pero me parece que tiene un trasfondo muy oscuro y deprimente, que es el pozo de aquellos que siempre nos vamos a quedar en el casi lo logró y también es un recordatorio de que a veces las historias adyacentes a las del protagonista son más interesantes que la del propio protagonista. Quizá las historias de los perdedores, de los fracasados, son con las que más logremos empatizar, porque todos alguna vez hemos estado ahí, y quizá jamás hemos sido un Harry Potter.
Finalmente, creo que eso es lo hermoso de esa historia, que quizá estemos más cerca de ser Martin Hill y tenemos a un maldito Harry Potter que nos quitó eso que queríamos, y aunque nos preguntemos mil veces el porqué, la respuesta es quizá más sencilla de lo que parece: porque así es la vida, así es el sistema y ojalá algún día podamos entender que no somos nuestros fracasos y tampoco nuestros éxitos, sino lo que sea que hagamos con eso.