PARTE 1
Por Diego Varela de León*
Hace un par de días, en magno evento realizado en el famoso Cerro de la Bufa, se celebró el 109 aniversario de la Toma de Zacatecas y releía algunos pasajes que don José de León Chávez (mi abuelo) dejara asentados en unos escritos titulados Vivencias de un lugareño, pero además en esas tardes inolvidables nos contaba don José respecto a esa etapa tan importante que vivió nuestro país y en particular la importancia que tuvo Zacatecas en ese episodio de la Toma de Zacatecas en la Revolución Mexicana, en la que participaran algunos familiares directos e indirectos y de los que uno de ellos quedo en el mausoleo ubicado en la Bufa.
Esta historia nos da luces de los anhelos de un pueblo que ha luchado en contra de los opresores e injusticias, por sus libertades y deseos de tener una nación en paz, y gracias a esos hombres con espíritu valiente que tuvieron fe en sus ideales, así como esperanza en realizarlos por amor a la humanidad y tal como asentara Mahatma Gandhi: “un pequeño cuerpo de espíritus decididos disparados por una fe insaciable en su misión puede alterar el curso de la historia” porque “un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, origen y cultura es como un árbol sin raíces” (Marcus Garvey).
La historia nos representa las enseñanzas de un pasado que ha delineado nuestro presente, en una de las batallas más épicas que se registraron en el periodo de la Revolución Mexicana, siendo uno de los actores principales quien en vida llevó por nombre de pila Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa “El Centauro del Norte”, quien forjado en sus inicios por actos vandálicos con un matiz de “Robin Hood” Mexicano por su alto sentido de justicia para con los más desprotegidos, pues parte de lo que robaba se lo repartía a los pobres, según cuentan las tertulias post-revolucionarias, un hombre tan amado como odiado por unos y otros y es en este pasaje de la historia que esbozo una vez más en el presente trazado en el que se cita algunos personajes que en pasadas ediciones no fueron mencionados y que su participación fue igual de relevante que la de todos aquellos que participaron en nuestra historia de la Revolución Mexicana.
La vetusta y señorial ciudad de zacatecas, declarada por la Unesco patrimonio cultural de la humanidad, representa orgullosamente uno de los emblemas más sólidos de la mezcla de dos razas, la mexicana y la española. La tozudez característica del español y la valentía aguerrida de los zacatecos y caxcanes, produjeron en esta viril región de tierra colorada y vientos fríos que parten las mejillas, uno de los rincones patrios más importantes de la época colonial de nuestro país. La enorme riqueza existente en el subsuelo de estos cerros entre los cuales quedó fundada la hermosa ciudad capital de Zacatecas, ejerció una importantísima atracción entre los principales españoles que traían consigna de explorar, dominar y explotar las prometedoras tierras de la Nueva España para ponerlas bajo el dominio de la corona española.
La explotación de las minas que se encuentran bajo la ciudad requería de una gran cantidad de obreros, lo que en ocasiones resultaba bastante difícil de reclutar, el capturar algunos de ellos y obligarlos al trabajo y a otros más convencerlos por medio de comida y una mínima parte de lo explotado de las minas, se conseguía por parte de los españoles una gran fuerza de trabajo, fue así que mediante la explotación minera y por ser Zacatecas paso obligado hacia la colonización del norte del país, atrajo a muchos españoles que sentaron sus reales en esta región generando una gran cantidad de trabajo y con él enormes tesoros que fueron enviados a la corona de España y que a la vez las partes correspondientes a las fortunas personales de los propietarios de las minas zacatecanas quedó también perennemente expuesta en la hermosura clásica y churrigueresca de su sin igual arquitectura, expresión de los artistas cantereros constructores: que transformaron en obras de arte la rosa cantera de nuestro suelo.
El primer jefe del ejército constitucionalista, don Venustiano Carranza, giro órdenes a la división del norte, para que marchara sobre Saltillo, Coahuila., iniciando el avance sobre esta plaza el día 11 de mayo y el 20 del mismo mes, tomo la plaza al mando de su comandante en jefe; el general Francisco Villa. Con esa victoria, el norte del país quedó absolutamente controlado y en manos del “constitucionalismo”.
A don Venustiano no le agradaba el poderío que estaba acumulando el “Centauro del Norte”, su prestigio y fama de estratega se incrementaba enormemente con las victorias de la división del norte, por eso cuando domingo Arrieta y Pánfilo Natera le aseguraron que podrían tomar Zacatecas con los 6 mil hombres que tenían, Carranza, a pesar de lo inseguro del proyecto, lo autorizó, pretendiendo restar importancia a Villa.
Venustiano Carranza ordenó a Villa que le enviara a Natera 5 mil hombres de la División del Norte para que fungieran como apoyo de la llamada Primera División del Centro, comandada por Natera, pero sin que el propio Villa tomara parte en la batalla. El General Villa experimentó uno de sus mayores disgustos y en respuesta a esa disparatada orden, le envió al primer jefe un telegrama el día 12 de junio de 1914, manifestándole que lo conveniente era que él y toda la división avanzaran sobre la plaza de Zacatecas para asegurar el éxito; Carranza contestó negativa y tajantemente, reiterándole su orden anterior, esto provoco el carácter irascible de Villa, empleando violencia verbal en el intercambio de telegramas.
El general Francisco Villa respondió a Carranza que no estaba dispuesto por ningún motivo a fraccionar su fuerza para sacrificarla en una empresa mal planeada; incluso le advirtió que primero renunciaría antes que ordenar tal cosa.
Libre pensador, amante de la música, la lectura y el deporte*