Por Jimena Cerón
Se le conoce como periferia a la franja externa de la ciudad, es decir, a aquellas colonias que se vuelven lo último de la ciudad, asentamientos que, si bien pueden no ser el último y/o único, ya existe una brecha considerable de distancia entre uno y otro. Sucede entonces que el expansionismo territorial comienza a incrementar el valor capital de otros territorios que se encuentran cerca y se visualizan brechas económicas entre uno y otro, aunque no siempre es así.
Existe también el crecimiento periferial de las zonas industriales, las cuales comienzan a demandar un espacio habitacional para las familias de aquellos trabajadores, que conforma asentamientos de tipo industrial con un sector habitado, aunque no siempre con las necesidades básicas resueltas para cualquier población. Temas como el agua, la iluminación, drenaje, escuelas públicas, espacios recreativos, transporte, infraestructura vial y más son demandados por esas poblaciones que, aun sin lograr obtenerlos, preservan el lugar como su hogar.
Detengamos el tema aquí y prestemos atención a la imagen y el reflejo de lo dictado antes: miércoles 5 de julio del 2023, son cerca de las 17:30 horas cuando al esperar la pecera en la zona industrial conocida comúnmente como Xalostoc del municipio número 33 en el Estado de México, es decir Ecatepec de Morelos, se encuentran sobre la Av. Central y casi la Nueva Autopista Urbana Siervo de la Nación: un tren, 4 microbuses, cerca de 7 vehículos, 4 motocicletas, 3 bicicletas y una decena de peatones a la espera del paso. Menciono casi el encuentro de la Autopista, pues ésta se trata de una estructura elevada; sin embargo, las vías del ferrocarril no.
Xalostoc es más que un pueblo originario hablando de San Pedro, más que una colonia atrapada entre las vías y el canal si se trata de San José, una población unida por un sólo acceso si es San Miguel, el patio industrial si hablamos de viveros, la falta de vialidades “viales” si estamos en la rústica o el cruce entre otras grandes avenidas si estamos en Cuauhtémoc.
Todos estos asentamientos tienen una característica, excluyendo al pueblo, ambas en su extensión cuentas con vías férreas funcionales que impiden la atención de los gobiernos para una mejora del lugar y sólo se centran en seguir construyendo grandes vialidades que justo eviten el paso por la periferia.
Ciudades olvidadas, periféricas, que si bien ahora se encuentran en el embrolle de la mancha urbana conocida como megalópolis no son parte de una estructura poblacional, pues siguen olvidadas, carentes, con la necesidad de caminar unos kilómetros para obtener otro medio de transporte o bien optando por una opción al interior del lugar o arriesgarse al salir a las vialidades, porque claro, es la periferia.
La imagen es una muestra de la nula movilidad, de la falta de cultura vial, de la desesperación por pronto salir de la zona y mi estar es la evidencia de que la movilidad y la periferia son olvidadas mientras la industria siga creciendo.
Decía Ramón Ramírez Ibarra que había que comprender lo urbano desde la necrópolis para hacerlo parte. Por eso es importante enfocar ahora la movilidad en lo social, pero eso es algo de lo que hablaré la siguiente semana.
Adiós.