Diego Varela de León
La necesidad de una política criminológica adecuada surge de las entropías sociales que la ciudadanía en sus distintas épocas han tenido, derivado de muchas causas y factores que inciden para que eso suceda, de ahí la imperiosa urgencia de prevenir esos actos antisociales; sin embargo, en las concepciones del pasado podemos entrever cómo hasta en los modos y medios e incluso las propias definiciones que le dieron como combate al delito, control del delito, lucha frontal, difusión y vivencias hicieron que el tema no fuera claro en su atención y, por ende, provocaron como una herencia indeseable que el tema de la inseguridad en nuestros días este en los primeros lugares de las agendas de los gobiernos del mundo.
Por supuesto que nuestro país y nuestro estado no están exentos de atender esas agendas heredadas de insuficiencia criminológica, en ese tenor se habla de la necesidad de diseñar programas, acciones y estrategias para lograr dar seguridad a la sociedad y es ahí donde se requiere de una política criminológica seria, que permita alcanzar el anhelado bienestar para la comunidad de sentirse seguros en sus personas y sus bienes.
Y dilucidando un poco al respecto donde se pueda avanzar un poco para poder ver la luz al final del túnel y no la sombra en la caverna de Platón,válgame esa alegoría en el tema, y lo que nos puede sacar de esa oscuridad sea la implementación de una adecuada política criminológica a la cual se le debe concebir como un instrumento de cambio social que busca romper la incomunicación que existe entre los planificadores de esas actividades con todos los sectores, buscando dirigir todo hacia una sola resultante como lo es la justicia social, la política criminológica siempre ha buscado abonar como ciencia para resarcir la crisis de inseguridad e justicia, replanteando estrategias de desarrollo, mediante la elaboración sistemática de planes de desarrollo integral, basados en diagnósticos y consecuentes indicadores previos que proporcionen y den luz a las rutas adecuadas y requerimientos de desarrollo, municipal, estatal y nacional.
Para algunos teóricos, como Ferri afirmaba, la teoría criminológica era el arte de apropiar a las condiciones especiales de cada pueblo, las medidas de represión y de defensa social que la ciencia y el derecho establece abstractamente; mientras que para Maggiore afirmo que es la ciencia o arte de los medios de que se sirve el estado para prevenir y reprimir los delitos; en este mismo sentido Manzini afirmo que es la doctrina de la posibilidad política, con relación al fin de la prevención y de la represión de la delincuencia; mientras que para el Dr. José Carlos Hernández que asentó en su antología conceptual en el Instituto Estatal de Seguridad Publica de Chihuahua, que es la ciencia fáctica transdisciplinaria dedicada al estudio integral del crimen, de la persona criminal, de la criminalidad y sus tipologías victímales para determinar causas, consecuencias y soluciones a dicho fenómeno criminológico.
Dicho lo anterior podemos afirmar que si no nos ocupamos de la modificación de estructuras político-sociales, en las cuales se dan las conductas antisociales, no estamos resolviendo en realidad el problema, solo es una lucha parcial y superficialmente inútil, de tal suerte que se hace necesario vincular la prevención y atención contra las conductas antisociales con la acción política, en la cual se postulen metas a realizar por el estado, partiendo de la definición de que política es la ciencia, arte y virtud del bien común.