PERLA YANET ROSALES MEDINA
Las píldoras anticonceptivas están hechas de hormonas que normalmente se producen en cuerpos con órganos sexuales asociados a las mujeres. Contienen dos formas de hormonas artificiales: estrógeno y progestina. Estas hormonas alteran la producción hormonal natural, impidiendo que el óvulo se libere durante el ciclo menstrual (ovulación). Además, la progestina crea una mucosidad alrededor del cuello uterino, dificultando la entrada de espermatozoides.
El desarrollo de las píldoras anticonceptivas se basa en numerosas investigaciones relacionadas con los procesos reproductivos femeninos. Entre los avances más destacados se encuentran el descubrimiento del ciclo menstrual, realizado por el austriaco Hermann Knaus en 1929 y el japonés Kyusaku Ogino en 1930; el estudio de los folículos ováricos, descrito por el anatomista holandés Regnier de Graaf; y el experimento del ginecólogo vienés Emil Knauer, quien implantó ovarios de ratas maduras en ratas jóvenes, demostrando la existencia de mensajeros químicos que luego se denominaron hormonas. Posteriormente, los norteamericanos George Corner y William Allen identificaron la progesterona, una hormona clave para el embarazo, mientras que Eduard Doisy identificó el estrógeno, inicialmente estudiado por Knauer.
La historia de la ciencia tocó nuestro país con la contribución de Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, joven investigador de la Facultad de Química de la UNAM. En 1951, Miramontes logró descubrir la ruta para sintetizar la sustancia activa de la píldora anticonceptiva, contribuyendo a la revolución sexual femenina en 1960 y permitiendo una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral.
Cabe señalar que la investigación de Miramontes no tuvo como objetivo inicial desarrollar un anticonceptivo, sino un abortivo. Se sabía que la molécula a sintetizar se encontraba en una planta llamada barbasco, utilizada por comunidades indígenas. Sin embargo, el 15 de octubre de 1951, Miramontes encontró la primera ruta para sintetizar la noretisterona en un laboratorio, eliminando la necesidad de extraerla de la planta y reduciendo significativamente los costos de producción.
El desarrollo de la píldora anticonceptiva es un logro conjunto de científicos y activistas feministas que promovieron el control natal. Entre los nombres clave detrás de este invento se encuentran Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, Carl Djerassi, George Rosenkranz y Gregory Goodwin Pincus. Miramontes, Djerassi y Rosenkranz lograron sintetizar la noretisterona, una hormona que inhibe la ovulación, mientras que Pincus la convirtió en una píldora en 1960.
El término «control natal» y buena parte de su desarrollo se deben a Margaret Sanger, una activista de los derechos reproductivos de las mujeres. Sanger fue fundadora de clínicas de planificación familiar y de la revista The Woman Rebel, además de impulsar y financiar investigaciones que llevaron al desarrollo de la píldora anticonceptiva.
Hoy en día, las píldoras son un método anticonceptivo probado y eficiente, pero no siempre fue así. La historia nos muestra que las primeras píldoras tuvieron efectos adversos graves y que su forma de prueba fue poco ética, poniendo en riesgo la vida de mujeres marginadas. Durante la revolución sexual de las décadas de 1950 y 1960, una sociedad puritana se mostró reacia a hablar de planificación familiar o de vivir la sexualidad fuera del matrimonio, condenando a quienes abogaban por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. A pesar de ello, figuras como Margaret Sanger y muchas otras feministas contemporáneas desafiaron las normas sociales de su tiempo.
Nuestra sociedad, aunque ha avanzado, todavía persiste un conservadurismo que condena las decisiones reproductivas de las mujeres y las presiona a cumplir con estándares sociales tradicionales. Sin embargo, al igual que Sanger, hoy en día cientos de mujeres luchan por nuestros derechos. Su papel en la sociedad rara vez recibe el reconocimiento que merece, ya que desafían las formas tradicionales de pensamiento y abren camino hacia un futuro más igualitario.