Soy Giselle Ruiz, nací en 1989. Me considero de las mejores cosas de lo último de los 80, gran década. Actualmente, me dedico a dar clases en la Universidad de las Artes, sobre todo en talleres de proceso creativo, escritura creativa, para estudiantes de artes visuales y también limpio casa. Mi labor artística comenzó a muy temprana edad, pero la considero relevante a partir de mis 23 años, cuando pude entrar a los talleres y educarme en el sentido de tengo que aprender cosas para hacer esto que quiero, que es escribir poesía.
EL MECHERO: Nos podrías hablar un poco de tu libro Falsa muda, ya que en El Mechero sabemos que es uno de tus trabajos más importantes. ¿Cómo fue el trabajo editorial con Los libros del perro? ¿Cómo fue que salió la publicación? ¿De qué va el libro? Cuéntanos todo lo que tengamos que saber sobre él.
GISELLE RUIZ: La Falsa muda es un libro que se gestó desde el 2017, que empecé a trabajar desde el 2017. Es un libro que se creó a partir de entrevistas que se realizaron a 15 mujeres mayores de edad. La participación era libre y el tema es los juicios de valor y la afectación de éstos, específicamente en la vida de las mujeres. Siempre considero que tal vez yo pude haber escrito este libro con mis propias vivencias, pero siempre me pareció muy interesante explorar más allá: qué ideas tengo yo de los juicios de valor, qué ideas tienen otras las mujeres a partir de los lugares donde se desarrollan, dónde viven, qué hacen, cómo es que cada juicio de valor personal, familiar, social les ha impedido de alguna forma hacer su vida.
Estudié Ciencias Ambientales y la verdad es que mi obra está muy unida y siempre he estado muy unida al tema de los animales con respecto a cómo se comportan los humanos. Entonces, creo que hay formas de describir situaciones humanas que las viven los animales y que tienen que ver con nosotros, en este caso Falsa muda es un libro sobre cómo las aves se enferman cuando están en cautiverio y la analogía justamente es qué pasa con las mujeres cuando están aprisionadas en estas redes invisibles: el prejuicio.
EM: ¿Crees que exista esta especie de lugar común en la que la mayoría de las mujeres en México han experimentado las mismas vivencias y por eso se puedan identificar? No hablando de lugar como en mala onda, sino que de alguna manera es la cotidianidad de lo que nos toca.
GR: Creo que el lugar común es justo o parte justo de la idea de ser mujer, por eso a la hora de ver quién participaba en este proyecto fue tan abierto. Lo único que solicitaba era que fueran mayores de edad, justo por las cuestiones que implicara para ellas esto, siempre fue un proyecto muy protegido, muchas directrices más allá de pensar únicamente en la poesía.
La poesía, para mí, es una herramienta artística que nos ayuda a procesar, vivir, sobrevivir al cotidiano. Entonces, una vez que las mujeres ven puestas sus historias en un poema, se dan cuenta de que hay formas distintas de nombrar. Que me puedo nombrar como ave, me puedo nombrar como mujer, pero también me puedo considerar un ave, pero en cautiverio, que es la idea de este libro: las mujeres están en cautiverio, en un montón de cautiverios intangibles.
Luego veo a las aves en cautiverio, las que tenemos de ornato en nuestras casas, que pierden esta idea de cuándo es de día y cuándo es de noche y siempre pienso “¿qué no seremos las mujeres una especie de ave, que no seremos los humanos una especie de ave, una especie de que pez, una especie de gato, una especie de instinto y de intuición que nos ayuda a regirnos en la vida?”
Siempre nos hablan de lo natural, lo humano, y luego pienso en estas ideas de heterosexualidad, pareja monógama, bla, bla, bla, y que siempre dicen, “es que es lo natural”, pero en realidad hay animales trans, hay animales gays, hay animales que han encontrado muchas formas de desarrollarse más allá de lo que entendemos; y seguimos conservando un modelo que no nos incluye.
Falsa muda es eso: un libro sin redención que habla de las jaulas, habla de mujeres enjauladas y hombres enjaulados en algún punto, y todos haciéndonos una especie de picotaje, una especie de daño unos a otros, porque no entendemos que la lucha no es hacia los lados, es hacia arriba y suena el botón comunista ahorita no, jaja, pero es una realidad.
Con este libro aprendí, desarrollé una sensibilidad muy cañona con respecto al cotidiano de los demás y fue un libro que se escribió en tres meses, el Pecda más extraño de la historia en Aguascalientes, porque suelen durar un año, pero específicamente en el Pecda de 2019 los proyectos duraron tres meses. Entonces, yo escribí Falsa muda en tres meses. Entregué mi beca, todo muy bien y, no sé, los milagros, tal vez, a tomé un taller de poesía en pandemia con Zel Cabrera, quien fundó su editorial Los libros del perro, una editorial con muy poco trabajo humano, es decir, son muy pocas personas las que están involucradas en el proceso de edición, de ilustración, de diseño y para mí ha sido una increíble experiencia porque me ha permitido generar grandes conversaciones a través del cotidiano. Las charlas han sido increíbles, han sido desarmantes, o sea, he salido de ahí desarmada, pensando en que la mayoría nos sentimos aprisionados.
Creo que eso fue interesante para Zel, eso fue interesante para la editorial y, a pesar de ser un libro publicado en pandemia, tanto su edición digital como impresa tuvieron una gran aceptación. Creo en la poesía social, pero no creo en que la poesía tenga una obligación social, es sólo una herramienta para poder hablar: no es el fin, es el proceso y eso me ha llevado justamente a escribir otras cosas.
EM: ¿Cómo llegaste a cabo el método de escritura lo? ¿Lo llevaste desde la parte sensible, desde la parte documental, desde la parte periodística? Ya que hubo entrevistas implicadas para hacer el libro ¿Cómo fue trabajar todo esto emocionalmente, principalmente, y metódicamente?
GR: Emocionalmente me llevó un año de terapia superar el proceso, porque, como lo he mencionado, el proceso comenzó a gestarse en 2017 y yo realicé todas las entrevistas que quería realizar para este libro, que son 15. Pudieron ser más, pero justamente creo que mi emocionalidad ya no podía con más. Si bien este proceso o este proyecto empieza a gestarse en 2017, yo dejo las entrevistas ahí a un lado, en una carpeta, empiezo a centrarme en otras cosas: la cuestión financiera, por ejemplo. Cuando en 2019 me dan este Pecda de tres meses para escribir este libro, era lo que estaba esperando. O sea, ¿quién no quiere recibir algo de dinero para poder centrarse totalmente en lo que quiere escribir? El asunto es que yo de día trabajaba en una gran fábrica manufacturera en la que veía todo el tiempo la explotación, el dolor, el bla, bla, y a mí me costaba emocionalmente mucho sobrellevar esta parte de la explotación laboral porque yo era parte de… yo estaba ahí, yo también era explotada laboralmente. Sin embargo, nunca sentí que fuera explotada tanto como las personas cada vez de más abajo, porque hay que reconocerlo, los obreros, las personas que están cada vez más abajo, son las que se llevan toda la responsabilidad de generar dinero para el resto.
Yo salía de este lugar a las 6 de la tarde. Escuchaba las entrevistas en mi coche de camino a casa como para ir entrando en el proceso, escuchar cuáles son los puntos que quiero tomar, cómo es que quiero abordar este poema, pero honestamente fue muy duro. Del lugar donde trabajaba a mi casa, creo que son diez kilómetros y escuchar esas entrevistas saliendo de un lugar nefasto y luego recordar que en una entrevista te dice una mujer que la violaron… yo voy a casa escuchando eso y llego con ese mood y me encierro tres meses a escuchar esas entrevistas y me perdí por completo.
No puedo decir que es un mal resultado, creo que siempre estás a un poema de tu mejor poema, cuando escribes un poema, para mí siempre es un “éste no es el mejor, es el segundo, puedes escribir algo más increíble”, pero en cuanto a Falsa muda fueron tres meses de ir a trabajar, de llegar a casa, mi tutor me sugirió únicamente trabajar una hora todos los días. Eso fue muy complicado porque me quedaba a la mitad de las ideas, me iba a acostar y a dormir con ellas. A lo que voy es que cualquier género literario y cualquier forma de expresión artística representa un desgaste para quien lo realiza y considero ese desgaste en mi posterior año de terapia como parte del proceso creativo, yo estoy obsesionada con el proceso creativo. Pienso una cosa: si el resultado parece muy alto, y que siempre parece así, es decir, escribir un libro de poesía bla, bla, bla, bla, bla, cuando ves el objetivo te quedas apabullado, dices “cómo chingados voy a lograr eso” y entonces lo que pienso es “ya no veas el resultado, no piensen en el resultado, tal vez no llegas al resultado”, pero el proceso es importante porque dentro del proceso creativo de Falsa muda yo entendí mis privilegios, mi realidad, el lugar desde donde escribo. Escribir, y particularmente escribir poesía, es un privilegio que se consigue muchas veces porque el privilegio ya es tuyo y porque quieres explorar ese lugar o porque te forjas la forma de salir adelante y de seguir escribiendo.
Creo que la diferencia entre las personas que tienen la oportunidad de escribir poesía soportados en todos los aspectos y las personas que escribimos poesía diciendo esta hora podría ser una hora de trabajo remunerado a lo a lo que equivale es, y esto suena muy cursi, la poesía es una forma de supervivencia y Falsa muda me enseñó que las mujeres hemos sobrevivido durante siglos al encierro y ¿qué más quiero de la vida que entender eso, no?
EM: ¿Crees que toda esta catarsis artística tenga repercusión sobre tus compañeros obreros? No es necesario que la tenga, pero ¿crees que pueda tener alguna? Como dices, la poesía es una manera de resistir. ¿Crees que para ellos también existe una manera de resistencia que puede haber una manera de intimar con tu poesía o que siga siendo la poesía un cepa para los que están un poquito más privilegiados?
GR: Yo creo que hay una dificultad muy grande para compartir cosas que aparentemente no son necesarias en la vida, y lo hablo desde pensar en serio en las personas que están sobreviviendo todos los días y que lo único que quieren es llegar a casa a dormir y tú les dices, “ay, la poesía” y ellos dicen “cual poesía, yo trabajo, viajo dos horas en un camión”. Es difícil porque creo que la literatura siempre ha sido un lugar privilegiado, aunque ha sido un lugar de personas tristes, pobres, desahuciadas. El arte siempre parecería un lugar en el que reconocernos no significa nada aquí hasta que morimos o cosas por el estilo.
No creo absolutamente que mi poesía representa nada para las compañeras obreras que tuve alguna vez. Honestamente, yo, como persona que en este momento se dedica a la limpieza doméstica y a dar clases, tampoco creo que sea el lugar para caer, pero particularmente hablando de mí: me ha ayudado también a sobrevivir y a comunicarme con otras personas. La última charla que tuve sobre sobre este libro, que si consideramos es viejo, porque es 2024, este libro se publicó en 2020, en las charlas que he logrado, al menos este año con chicas, chicos, chiques que han leído este libro me han sido abrumadoramente sorprendentes. No dejo de sorprenderme con los resultados de algo que se hizo metida en el dolor, metida en la desesperación.
Lo que puedo decir es no le recomiendo a ningún poeta ni a ningún creador explotar, generar catarsis, o llevar un proceso creativo que sea violento. En mi caso es lo que es y creo que por eso también tardo tanto en publicar. Tú puedes ver un libro de 30 o 50 páginas y para mí lleva años porque creo que la poesía debe pensarse y sentirse a fondo. No es una cuestión de publicación, no es una cuestión de reconocimiento, es una cuestión de humildad, de tomar un lenguaje libre, elevado y precioso para algo y que en este momento me hace estar contigo y que me hace muy feliz.
EM: Para finalizar, algo que quieras agregar para nuestros lectores de El Mechero.
GR: Sí, El Mechero ha sido un espacio que me devolvió a mí la seguridad, el amor y el entendimiento de que todos tenemos cosas que decir. Me encanta el incendio. Soy una persona incendiaria, entonces para mí El Mechero representa una forma de resistencia increíble, aunque yo no conozca la gente que pueda leer esto, me acerca a ellos y cada vez quiero estar más cerca. El Mechero, Zacatecas, Alberto, Ezequiel, Karen, lo único que les puedo decir es que la literatura y la vida misma es resistencia. El Mechero es resistencia y quien prende fuego es capaz de cualquier cosa.