Por Diego Varela de León
Desde los inicios de la humanidad se tiene el registro en la historia de que invariablemente siempre han existido conflictos entre unos y otros, los cuales en no pocas ocasiones desembocan en sucesos que quebrantan el orden social establecido por la colectividad, produciendo un daño individual o social. En este sentido y orientándonos al tema de las víctimas, en los inicios de nuestra civilización éstas podrían reclamar por sí mismas los daños que se le ocasionaban, pero en el transcurso de la historia, no obstante la evolución de la sociedad, el papel que desempeña fue decreciendo en sucesión del Estado por tener la potestad para hacerlo, mismo que por mucho tiempo confinó la reparación del daño enfocándose únicamente a sancionar la conducta antisocial del delincuente, importándole más el quebrantamiento de la norma que el daño causado a la víctima.
Las primeras formas de reacción contra una conducta lesiva dentro de la colectividad fue la venganza privada como forma de solución de conflictos, en la cual la víctima ejercitaba su derecho de venganza, esta forma de solución se fundamentó más que nada en el instinto, a la cual en realidad podemos señalar como venganza familiar. Ya en las primeras civilizaciones con normas escritas fundamentadas en la divinidad fueron: la Persa, Hebrea e Hindú, las cuales tuvieron como normas: el Código de Hammurabi, los Diez Mandamientos, el Código de Manu, siendo la divinidad quien las dictaba a su pueblo cómo solucionar los conflictos. Cabe señalar que la Ley del Talión y la Composición son dos Instituciones que tienen como objetivo limitar la venganza privada (venganza familiar) como forma de atenuar la violencia entre los seres humanos. Avanzados los tiempos en el Derecho Romano se observa la división de delitos en públicos y privados, en los primeros la autoridad toma para sí la venganza, en los segundos el particular ejercita su derecho a exigirla, teniendo como fundamento el daño que se ocasionaba a determinado bien, esto evolucionó posteriormente, dando como resultado que el Estado tuviera a su cargo el castigo para cualquier delito. En nuestro país en la época prehispánica, los pueblos aztecas y maya no tuvieron una legislación completa en lo referente a la venganza privada o reparación del daño como compensación a la víctima; sin embargo, para ciertos delitos se obligaba a la restitución del daño ocasionado a las víctimas.
En nuestros días el tema de las víctimas comienza a tener mayor énfasis a partir del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, pues las miles de víctimas que se registraron en esos atroces sucesos fueron el centro de diversos investigadores en la materia, dándoles así una importancia a las víctimas del delito. En este sentido, si bien es cierto que el concepto de víctima es tan antiguo como el crimen mismo, su estudio no fue de interés sino hasta los años 40’s, con Benjamín Mendelsohn, a quien se le ha reconocido como el padre de la Victimología.
Mendelsohn publica sus estudios sobre violación en 1940 en 1946 publica New bio-psycho-social horizons: victimology, en 1947 habla por primera vez de victimología en una conferencia celebrada en Rumania. En 1956 publica La victimologie en diversas revistas del mundo.
En nuestro país venimos arrastrando un lastre de inacción ante cientos de hechos lamentables que simplemente por décadas no le dieron la importancia a éstos y hoy estamos en un momento histórico donde palmo a palmo se les trata de dar soluciones a las víctimas en los diferentes problemas y magnitudes que antes no parecían tan graves o cercanos a nosotros.
Indudablemente cierto es que la victimología es un campo de conocimiento necesario de abordar y comprender, pero sobre todo de atender puntualmente en la solución de problemas y las dimensiones que eso conlleva, de tal suerte que instituciones y sociedad, cada cual desde su espacio, tendremos que contribuir de una u otra forma para atender este tema tan delicado como es el de las víctimas.