Miriam Serrano
Si bien las cifras de feminicidios cometidos en Zacatecas, hasta el momento 14 registrados, pueden considerarse pocos en comparación con El Estado de México que, de enero a septiembre de este año registró 72 feminicidios y, que también se debe tomar en cuenta que muchos homicidios cometidos contra mujeres, por alguna circunstancia no fueron tipificados como tal, es cierto que es urgente atender esta amenaza contra las mujeres zacatecanas.
En lo que va del año hemos conocido de casos realmente aterradores, y para ello debo referir el caso de Andrea, una mujer de 37 años a quien su pareja sentimental presuntamente le roció gasolina y luego le prendió fuego dejándola mal herida en el mes de junio del año en curso, luego de luchar por su vida en un hospital en la ciudad de Guadalajara, finalmente murió el 18 de agosto y, aunque la defensa del abogado intentó que el delito fuera tipificado como lesiones, finalmente quedó establecido como feminicidio en grado de tentativa.
Sin embargo, pese a la gravedad del delito, José “N”, el presunto agresor, inició el proceso en libertad, pues le fue otorgado un amparo.
Por este hecho alzó la voz la senadora de la República Soledad Luévano Cantú para exigir justicia para Andrea, pues la no aprehensión del presunto responsable obedeció a que, de acuerdo con la jueza que atendió el proceso, cuando es feminicidio en grado de tentativa no es suficiente para la prisión preventiva justificada.
Pues bien, era necesario dar contexto a lo que sucede en Zacatecas y la importancia de impulsar, pero de verdad hacerlo, la Ley Malena, ya que una exigencia constante de las colectivas de mujeres es que muchos de los homicidios que se comenten día con día en la entidad contra mujeres son señalados justo como eso, un homicidio doloso, dejando de lado el tipo de feminicidio.
La Ley Malena impulsada por víctimas y activistas, en honor a María Elena Ríos, la saxofonista que fue quemada con ácido y que lleva cuatro años esperando justicia, busca que la violencia ácida, es decir, la agresión contra una mujer con cualquier líquido que cause daño, sea tipificada como feminicidio en grado de tentativa cuya punibilidad sea de entre 26 a 40 años, tal como sucedió en Puebla en marzo de este año.
Y por su importancia, sus impulsoras, entre las que destaca María Elena Ríos, buscan que esta Ley pueda nacionalizarse para que se aplique en cada entidad federativa y que éstas, por supuesto, a través de sus congresos locales hagan lo propio.
Gran tarea tienen los legisladores locales y el gobierno estatal, pues la cifra negra es de miedo cuando se trata de agresiones contra mujeres, la violencia de género tiene alcances inimaginables y no será cambiando los tipos del delito como podrán acallar la realidad que se vive en el estado.
Entre las desapariciones y muertes de mujeres se vive en un estado de indefensión, de temor e incertidumbre, pues no importa la hora, puede ser en la mañana, tarde, noche o madrugada, hoy por hoy ninguna mujer está segura, ni sana y salva, hasta en tanto no se atienda de raíz desde todos los frentes; todos, como seres humanos tenemos derecho a una vida libre de violencia, estar seguros y en paz, ojalá y el intento por subir al pleno la Ley Malena no quede en la congeladora… AL TIEMPO.