Gibrán Alvarado
Siempre hay que poner en tela de juicio las interpretaciones o perspectivas, siempre hay que indagar en el trasfondo que hay detrás de una película. Buscando la selección de Sundance de este mes encontré María, llena eres de gracia (2024), dirigida por Joshua Marston. Él es un director norteamericano, su visión respecto a determinados acontecimientos estará trazada a partir de sus referentes. Desde el título se hace referencia a las palabras que el ángel Gabriel le dice a María al anunciarle que será la madre del hijo de Dios (Lucas 1-27). Más adelante, en el evangelio se lee: “pero en ángel le dijo: ‘no temas, María, porque has encontrado el favor de Dios’”.
Durante los años setenta inició en Colombia una guerra contra las drogas, el artífice, obviamente el gobierno norteamericano, en los ochenta fue el auge de los cárteles, de las guerrillas y demás temas relacionados con esto, los cuales no abordaré por cuestiones de espacio. En fin, es en este contexto en que se desarrolla el filme, el cual muestra la vida de muchas personas latinoamericanas, quienes tienen que trabajar en el sitio que se encuentra a la mano, el entorno es un pueblo cercano a Bogotá, donde, al parecer, la única fuente de trabajo es una fábrica que procesa flores para importación, no hay otras oportunidades.
Cuando María, la protagonista de diecisiete años renuncia a su trabajo en la empresa de flores porque ya no aguanta los abusos del dueño y, además, se da cuenta que está embarazada de un adolescente al que no ama, con un padre ausente, con una hermana que es madre soltera y sufre para llegar a fin de mes, ¿cuál será la única forma de salir de ese entorno? Exacto, acudir a un empleo dentro del narcotráfico. A partir de aquí se puede reflexionar sobre tres aspectos: la explotación laboral, la poca o nula educación sexual entre la población y la ausencia de una figura paterna.
A partir de aquí se desarrollan las peripecias de María y un par de amigas que fungen como “mulas” de narcóticos, las cuales ingieren y tendrán que defecar en cuanto lleguen al punto acordado en un hotel de New Jersey.
Estas mujeres son presas de una realidad en la que no hay oportunidades, no hay hacia dónde huir, lo único en que piensan es en encontrar un futuro mejor, dejar atrás la vida complicada en Latinoamérica y llegar al oasis, al sitio que les otorga dios, los Estados Unidos de América, escapar de sus empleadores e iniciar una nueva vida en el país de las barras y las estrellas.
El principal problema de la película es su perspectiva maniquea, centrada en la idea que pone a los estadounidenses como salvadores del mundo, ¿el único futuro está en ese país? Por décadas la región latinoamericana ha estado a expensas de las decisiones que vienen desde la Casa Blanca y esta representación que tuvo gran éxito en varios festivales sólo aporta un punto de vista, pero si el espectador es consciente de ello puede sacar varias conclusiones, la clave está en “tomar con pinzas” este tipo de discursos, comprenderlos, analizarlos teniendo en cuenta la función que cumple y las ideas que propagan. A mi parecer es una historia que ha envejecido mal, queda como muestra de una idea caduca que igual se puede reproducir en un filme en el que el fin es mostrar al tío Sam como superhéroe.