Hola, soy Patricia Vázquez y escribo poesía. Mi primer libro individual es Diario de una poeta recién casada, que escribí con motivo del centenario de Juan Ramón Jiménez, y claro que hay un guiño con el autor. Lo publiqué con Neftalí Coria, quien confió en mí, en la editorial LunaMía en Michoacán. Además, publiqué después mi segundo libro individual de poesía La novela de las mujeres murciélago con la editorial Espina Dorsal. También han surgido colaboraciones en distintas antologías en los últimos dos años, con tres o cuatro participaciones.
EL MECHERO: Háblanos un poco de tu apuesta poética.
PATRICIA VÁZQUEZ: Le ha puesto mucho a la visibilidad. Hay un meme en Facebook que dice que las infancias queer no tuvieron referentes. Al menos en mi contexto fue muy complicado tener referentes. Qué bueno que ahorita en plataformas, como Netflix y Amazon Prime, se nombra a la comunidad LGBT porque es un avance que se está logrando hacia la representatividad.
Intento ser un referente para alguien: visibilizar, escribir, dejar un poemario y que alguien lo reciba. Visibilizar es importante porque yo no lo tuve, ni en la literatura ni en el cine. Era un tabú y era mal visto, era un susurro. Entonces, le apuesto a esto: mi propuesta va a visibilizar esas cosas.
Tal vez a alguien, algún día lea esto y se identifique. He buscado un chorro de identidad en la literatura. He encontrado cosas con Adrienne Rich, Aileen Miles, Rosamaría Roffiel, pero me he tenido que clavar un chingo. Yo creía que todo sería más fácil, como en la heterosexualidad, que es muy fácil.
Mi libro, Diario de una poeta recién casada transmite el primer año en que me casé y las dificultades a las que me enfrenté en compañía de mi esposa: desde lo social hasta en todo, como los simples trámites para realizarlo. Ahora con La novela de las mujeres murciélago también estoy haciendo esto. Hay que visibilizar los deseos, la culpa, el no binarismo, la homosexualidad y las dudas. Estoy lanzando una moneda al aire. No sé si alguien la va a recoger algún día.
También hay un libro de ensayos con Espina Dorsal, mi casa editorial, y yo colaboré con un ensayo de bisexualidad con puros planteamientos. No sé si se han planteado personalmente, pero propuse hablar de la bisexualidad para abordarla desde diferentes aristas y sí, son temas que hay que platicar. Sé que no todo el mundo quiere hacerlo, pero hay muchas mujeres que tienen esta inquietud, es muy fuerte. Yo lo hice y para mí no hay vuelta atrás, pero veo a chicas con las que he hablado, a las que veo, y es de “wey, yo sólo iba pasando”.
EM: Platícanos un poco de la poesía lésbica. ¿Existe una tradición en México? ¿Crees que apenas se va iniciando la tradición? ¿Cómo consideras la poesía lésbica dentro de la tradición de la poesía mexicana?
PV: Ya se inició con Sor Juana [Inés de la Cruz], hace un chingo jaja. Luego viene Rosamaría Roffiel con Amora, la primera novela lésbica mexicana, y otro referente en la literatura lésbica de México es Reyna Barrera. Después hay un boom importante, pero ahí está documentado. Sé que es complicado, yo batallé para encontrar todo esto, no está al alcance de la gente, no es tan comercial. Además, está la literatura de Sara Levi, se está trabajando. Si socialmente estamos haciendo una chamba, creo que en la literatura nos tardamos un poco más. Hay mujeres que escriben desde la disidencia, como Odette Alonso y Pat Sánchez en Ciudad de México. Aunque es cierto que puede haber un vacío editorial.
EM: ¿Qué tan difícil crees que sea el proceso para encontrar una editorial que publique este tipo de literatura?
PV: Es complicado. Lo he vivido. Vayamos desde el origen. 1) Ya es muy complicado el libro impreso, 2) hay muchas cosas establecidas, 3) lo que tú quieras y, 4) que una editorial te publique con un poemario lésbico. Es un gran reto porque es una moneda al aire que también el editor se está aventando y las editoriales también tienen que vivir, que generar, vender. Sin embargo, es importante reconocer los esfuerzos recientes como la antología de poesía que reúne a 54 poetas en Versas y diversas. Muestra de poesía lésbica contemporánea coordinada por Paulina Rojas y Odette Alonso y la Antología de cuento lésbico mexicano, prologado por Artemisa Téllez.
EM: ¿Cómo ubicas tu poesía dentro de la poesía nacional?
PV: Yo sé que es algo raro, es algo extraño porque no es tan conocida la poesía lésbica. Es complicado, abriendo terreno, buscando cosas, aquí en Aguascalientes con referentes como Chuy Tinoco, en Zacatecas, con la escritura de Verónica G. Arredondo, de Ingrid Bringas y Yolanda Segura. Veo mucha resistencia. No hay como muchos referentes, pero sigo haciendo mi labor porque ya entendí que es así: de estira y afloja, con el estira y afloja. Yo hago mi parte, así es esto.
EM: Para finalizar, ¿podrías hacernos algunas recomendaciones de poesía en torno a lo que haces? ¿Cuáles son tus referentes, tus influencias, pero no tus referencias generales, sino tus referencias de poesía lésbica específicamente?
PV: Últimamente, muy cabrón Adrienne Rich, Auleen Myles, Rosa María Roffiel. Mecano en la música me encanta, creo que fue una maravilla. [Pedro] Almodóvar visibilizó desde el filme una gran parte de la comunidad LGBT. Esos serían por ahora mis referentes en literatura, música y cine.
EM: Para finalizar, ¿algo que quieras agregar para los amigos de El Mechero?
PV: Qué maravilla que El Mechero esté funcionando en Zacatecas y que lo haga de esta manera porque en conozco que hay conflictos terribles, fuertes, en esta ciudad; es importante enfocarse y que lo estén haciendo bien.