CAROLINA DÍAZ FLORES
Se le denomina microbiota a un conjunto de microorganismos, entre los que se incluyen bacterias, virus, hongos, etc. que habitan en el cuerpo, de manera particular se le llama microbiota intestinal a aquellos microorganismos que viven en el aparato digestivo. Sin embargo, lo relevante es el tipo de relación ecológica que tienen con el ser humano, pues no generan daños o lesiones a la persona que los alberga, por el contrario nos beneficiamos de su presencia, y al mismo tiempo ellos nacen, crecen y se reproducen a expensas de nosotros, a esto se le llama: simbiosis.
Aunque en toda la economía del ser humano viven microorganismos (piel, cabello, genitales, etcétera), el ecosistema más complejo al aparato digestivo y de manera particular una parte del intestino grueso llamada ciego, es donde se localiza una mayor densidad de microorganismos de la microbiota intestinal. La importancia de estos seres vivos, es que resultan fundamentales para mantener nuestra salud y nuestra vida. Existe evidencia contundente de que alteraciones en esta relación ecológica, puede resultar en enfermedades, además su equilibrio puede llevar a una mayor resistencia a diversas enfermedades. Se ha asociado que un desequilibrio en la microbiota puede resultar en neoplasias (cáncer) e incluso en enfermedades como obesidad o padecimientos cardiovasculares. Es por ello que actualmente tenemos productos, tanto médicos como dietéticos o nutricionales, cuyo objetivo principal es mantener el equilibrio en la microbiota intestinal.
Entre las funciones de la microbiota está que previene que otros microorganismos patógenos colonicen y generen enfermedades infecciosas o deficiencias nutricionales, además ayuda con la digestión de los alimentos (de manera muy importante de los productos de origen vegetal), también ayuda a producir algunos micronutrientes como la vitamina B y vitamina K (que cabe resaltar el organismo humano no es capaz de sintetizar), y por último ayuda a estimular al sistema inmunológico. Es por ello que resulta que el cuidado y mantenimiento de una adecuada microbiota es imprescindible para mantener un buen estado general de salud. Existen algunas medidas, que no necesariamente son tratamientos médicos, que pueden contribuir notablemente a mantener este equilibrio en nuestro sistema digestivo.
Para poder hablar de medidas que mejoren nuestra microbiota intestinal, es necesario puntualizar en dos términos, que resultan sustancialmente diferentes, se trata de probióticos y prebióticos. Los primeros, la OMS lo define como microorganismos que administrados en la cantidad adecuada generan beneficios para la salud de quién los consume, algunas cepas bacterianas que contienen estos alimentos o productos refuerzan el sistema inmunológico pueden provenir de alimentos fermentados. Este proceso permite que, además de conservar la comida sus nutrientes originales, se pueden absorber mejor y facilita el tránsito intestinal. En términos generales la fermentación se puede realizar a partir de leche, cereales, legumbres o vegetales. Entre los productos lácteos que se han comercializado con mayor ímpetu en la actualidad resalta el kéfir, el yogurt y los quesos en básicamente todas sus presentaciones.
Por su parte, los prebióticos se refieren a un conjunto de fibras que resulta beneficiosa para las bacterias intestinales. Éstos se pueden encontrar en alimentos de origen vegetal como las legumbres, las frutas y verduras. La característica principal de los prebióticos es que no se puede absorber en el intestino delgado, por lo tanto esta fibra llega casi intacta al intestino grueso y sirve de alimento a los microorganismos que allí se encuentran. Así que un alto consumo de frutas y verduras (al menos cinco porciones al día) resulta en un consumo suficiente de prebióticos.
A pesar de que existen innumerables productos que contienen tanto probióticos como prebióticos una dieta balanceada y variada, hace innecesario la utilización de dichos productos. Salvo que por alguna condición, ya sea médica o de hábitos, resulte imposible mantener una dieta balanceada, se recomienda la utilización de estos productos; sin embargo, se debe considerar solamente como coadyuvante, ya que una adecuada dieta no puede ser sustituida por ningún producto o suplemento.