OTHNIEL RUIZ
Una de las principales razones por las que la población en general no acude con el profesional odontólogo es el miedo y todo lo relacionado a esta emoción, como la ansiedad, que se genera al enfrentarse a una situación desfavorable para cualquier persona. Incluso, todo acto que genere un miedo descontrolado puede ser considerado como una fobia.
Generalmente, los miedos y las fobias pueden aparecer durante la infancia, ya sea porque nuestros padres o gente mayor nos enseñaron a cómo temer o, bien, porque estuvimos expuestos a una experiencia traumática durante esa etapa de nuestras vidas. Una muy común es el acudir al dentista en contra de la voluntad del menor. El problema en dicha situación es que se le hace creer al infante que esto será malo lo que predispone a la persona a temer al dentista, lo que puede ocurrir a lo largo de toda la vida.
Sin embargo, las visitas al odontólogo en etapas tempranas de la vida como medida preventiva suelen ser experiencias agradables debido al control y seguimiento sobre el crecimiento y desarrollo, hábitos y conductas nocivas y la genética, todo esto para la prevención de enfermedades y el seguimiento de las mismas en etapas iniciales, en las que la atención y tratamientos son ligeramente invasivos.
La idea de acudir al dentista no debe ser motivo de generar un conflicto, sino más bien se debe considerar como una forma de inversión y cuidado, por ello la forma más adecuada de realizar las visitas con el profesional odontólogo es fomentar la prevención, sobre todo desde la infancia, que se traduce en aligerar los temores de visitar al dentista.
Es importante mencionar que existe una enorme diferencia entre acudir al dentista de forma rutinaria, al tener que hacerlo cuando los dolores se han vuelto un verdadero problema, pues el descuido de la salud oral repercute en daños mayores del aparato estomatognático, y esto se refleja en una mayor inversión para recuperar la salud ideal y, por ende, citas al dentista con tratamientos más abrasivos.
Las visitas al odontólogo son tan importantes como la buena higiene del paciente, van de la mano para lograr una prevención ideal contra enfermedades como la caries o la enfermedad periodontal, así como en otros aspectos: aparición de tumores, órganos dentales supernumerarios, malformaciones y maloclusiones, etc. La importancia de acudir al profesional odontólogo se vuelve aún más importante, ya que son circunstancias que están fuera de control tanto del paciente como del odontólogo.
Para finalizar, el profesional odontólogo es el encargado de restaurar la salud óptima del aparato estomatognático, pero a su vez tiene la obligación de prevenir y educar al paciente, lo que se traduce en citas más placenteras para los pacientes, logrando que esas malas experiencias y el miedo al dentista desaparezcan.