Isvi Rubén Esparza García
Alrededor de la década de los 40’s, puede considerarse que se dio inicio a la carrera espacial a nivel global principalmente impulsados por Estados Unidos, Rusia y Alemania. El desarrollo de la tecnología militar permitió pasar de los misiles balísticos a los intercontinentales y, a la par, al posterior desarrollo de los cohetes espaciales modernos.
Tres hechos han marcado la carrera espacial reciente:
- El 4 de octubre de 1957, la URSS pone en órbita al Sputnik I.
- El 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin de la URSS es el primer humano en orbitar la Tierra.
- El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong es el primer humano en poner pie sobre la superficie lunar.
Los viajes espaciales han mejorado la vida de la humanidad. Se han inventado y desarrollado nuevos materiales, tecnología en telecomunicaciones, posicionamiento global o GPS, tecnología médica en equipos de diagnóstico y detección de enfermedades; incluso, hasta el desarrollo de celdas solares que generan electricidad en el espacio y que, sin duda alguna, nos ahorra y contribuye a mitigar los efectos del calentamiento global en la Tierra.
Estos hitos han cambiado la forma en que vivimos y han moldeado nuestra realidad. Con la mejora en las telecomunicaciones, los humanos no solamente pudimos comunicarnos mejor entre nosotros en cualquier parte del planeta, sino que también ahora, desempolvamos nuestro libro de preguntas más profundas sobre la realidad humana, la existencia misma y lanzamos mensajes al espacio en busca de respuestas.
A lo largo del tiempo, la humanidad ha tratado de comunicarse con las estrellas y este interés ha evolucionado. Pasamos de enviar señales de radio desde la Tierra, a hacerlo desde sondas espaciales, algunas de estas han sido detectadas nuevamente en el planeta. Hemos enviado todo tipo de señales al espacio, música clásica y jazz, programas de radio y televisión, problemas matemáticos, códigos binarios, pulsos láseres, imágenes, sonidos de flora y fauna, información detallada de nuestra ubicación con respecto al Sol y a la vía láctea, así como secuencias numéricas y del Ácido Desoxirribonucleico (ADN). En fin, hemos hecho todo lo humanamente posible por comunicarnos con el exterior. Sin embargo, no hemos tenido éxito.
A mediados del siglo XX, algunos científicos como Frank Drake y otros, comenzaron a buscar señales de civilizaciones extraterrestres. El programa SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence) y las Voyager I y II, han tratado de rastrear señales de radio y otros signos de tecnología avanzada en el espacio, como un intento de comunicación con posibles civilizaciones extraterrestres, pero más que nada, con el fin de demostrar que no estamos solos en el universo.
Los más recientes telescopios puestos en órbita, el Hubble y el James Webb, pueden estudiar cualquier señal que provenga del espacio en el espectro visible infrarrojo o ultravioleta. Pueden, sin problema alguno, medir la expansión del universo, detectar planetas fuera del sistema solar (exoplanetas), observar galaxias distantes, la exploración de nebulosas, cúmulos estelares y, por supuesto, pueden encontrar sin problema alguno un lugar apropiado para la vida humana en cualquier rincón del universo.
Entre las múltiples imágenes que se han recopilado y analizado, hay una en particular que llama la atención. Según la ESA (Agencia Espacial Europea), dicha imagen proviene de 1 470 años luz de nuestro planeta y es «Un par de estrellas en formación activa estrechamente unidas y conocidas como Herbig-Haro 46/47”. Dicha formación, llama particularmente la atención por tener forma de “un gran signo de interrogación”.
Ahí oculto, entre las imágenes que han generado este par de telescopios analizando a detalle las múltiples formaciones estelares, al fin, el universo nos entrega una respuesta. Respondió a nuestras señales, a todas aquellas enviadas desde la década de los 40’s, a toda la información que le enviamos sobre nosotros y a nuestros cuestionamientos más esenciales con otra interrogante, con un símbolo, con uno de interrogación. Nos respondió con otro cuestionamiento, o quizás, con los mismos de siempre: ¿Qué se busca en el exterior? ¿Qué se espera encontrar? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos?