DANIELA ALBARRÁN
Aunque no acostumbro a releer libros enteros, sí suelo releer fragmentos de algunos que tengo subrayados. Incluso, cuando era mucho más joven, tenía una libreta donde anotaba las frases que más me gustaban y creo que es una práctica interesante: elegir ciertas frases, escribirlas y luego volver a ellas.
Una de las cuestiones que nos planteamos al leer es que no podemos recordar todo lo que leemos, ni siquiera los títulos de los libros. Sin embargo, creo que ése no es el punto de la lectura. Más allá de lo que el libro nos deja en su momento, leemos para nuestro yo presente y también para nuestro yo futuro. Me refiero a que sigo escribiendo frases de los libros que me gustan, frases muy específicas, que me hacen sentir identificada en este momento de mi vida o en el momento en que estoy leyendo el libro. Pero, cuando vuelvo a esas frases, puedo tener una conversación conmigo misma, con la persona que era en el momento en que subrayé tal o cual cosa.
No sé exactamente por qué subrayamos los lectores, pero esos subrayados a veces se quedan para siempre en el libro, guardados en el estante. Hubo una época de mi vida en la que me interesaba mucho socializar las frases que subrayaba. De hecho, aún, a veces, estoy leyendo y encuentro una frase que me derrumba, me pone muy contenta o me hace sentir algo y quiero correr a alguien y decirle “mira esto que encontré”. Pero esa persona no ve lo que yo veo porque no está viviendo lo que yo estoy viviendo y por eso no se identifica con esa frase.
Pienso en todos los libros que he subrayado y en todas las frases sueltas que tengo en post-its, en libretas, en cuadernos digitales, en mis redes sociales. Creo que debería existir un género literario que se dedique a recopilar las frases de los lectores, o que los lectores nos dediquemos a compilar las frases que nos han hecho sentir algo de los libros que vamos leyendo. Esto como un ejercicio para recordar lo que leemos, pero más bien como una oda a la nostalgia. Creo que escribir frases es una forma de homenajear nuestro pasado en un futuro que no sabemos si va a llegar.
Releer es una oda absoluta a la nostalgia. De hecho, creo que la palabra “releer” no debería ser la correcta cuando volvemos a leer un libro o una frase. Me gusta más la palabra “nostalgia” y convertirla en verbo, porque creo que releer es eso: nostalgia por un pasado que ya no existe y también premura por un presente que quizás no sea el mejor. Así, “releer” me parece una palabra anacrónica porque significa volver a leer, pero pienso que los libros son entes vivos y que cada vez que los leemos cambian. No es que cambien ellos, sino que cambiamos nosotros.
Releer y volver a ver esas frases que subrayamos en el pasado es mirarnos a nosotros mismos y tener conversaciones con nuestro yo pasado, personas que ya no existimos y, si ya no existimos, no podemos releer ese mismo libro que leímos cuando éramos esa persona. Por eso propongo el verbo “nostalgiar”. Nostalgiar los libros es mirar a esa persona que fuimos, que se conmovió con alguna frase o con algún verso, pero que jamás volveremos a ser. “Nostalgiar” como un nuevo verbo que signifique volver a los libros que nos hicieron felices.