I
Dejar correr y volver a sentirme
desde tu aliento hasta mis labios
ahí donde nace toda la nostalgia.
Nostalgia que vive debajo de mi ombligo
trazando los secretos.
Deseo donde la mirada abriga
el color del ámbar en tus muslos
que se anidan junto a mi sexo.
Sexo de agua
piel profunda que se vierte
sacudiendo mi naturaleza
silente
en esta hora incierta
la caricia que va fertilizando
baldíos que nacen de tu vientre
para comenzar de nuevo
II
No es mi piel que sale a tu encuentro
son tus ojos los que me encuentran
y bebo la tristeza
del color ámbar de tus muslos
que se abren a lo numinoso.
Donde una lágrima inunda mi nostalgia
un lapislázuli se enreda entre tu pelo
anidando el recuerdo de la espera
dejando huellas
susurrando al aire sin nombrarnos.
Quemas mi cueva doliente
donde libero las horas sombrías
de ausencias que se trepan por mis sueños.
III
Sé que intentas huir
pero regresas
quizá para mirarnos lento.
Sé de un miedo que murmura en el silencio
quizá para no caer en su propio abismo.
En lo atemporal del alma
quizá para guardarte en mi memoria
Sé de tus manos pétreas sobre el agua
quizá para olvidar la hambruna que guardo
entre mis muslos.
Sé de la adversidad de día y de noche
quizá para abrigar los sueños
que aún quedan por soñar.
IV
Es hermoso ronda el brillo de tus ojos
ver cómo abres un cielo
e incendias la lluvia
que atrapas en tu mirada.
Ahí me dejo ir a mi manera
bajo un vientre humedecido
y en el humeante esplendor del rocío
vivo lo que la belleza sueña.
Sin conocer la suavidad de las hojas viejas
como luz de otoño negada a envejecer
caigo.
Tormenta de sombras que inundan esta piel
devorada por el tiempo
como si quisiera calcinarse en un trueno
y dejar de vivir este sueño
que amordaza de humedades
la doliente asfixia del recuerdo.
Encarno las palabras que lo salven
de ente las cenizas
y saber que en esta fragata he perdido la batalla.
Ahogado el latido más oculto de mi voz
Naufragaré en la calidez de un sueño.