
DANIELA ALBARRÁN
Las discusiones que existen en torno al uso de la IA me parecen anacrónicas1; las más comunes son sobre la sustitución del trabajo y, con ello, que ya no habrá trabajo para las personas. Otro tema es sobre la ética, la autoría, sus sesgos de género2 y que es de derecha o el uso de datos personales. Sin embargo, me parece que hay un tema más interesante que deberíamos, no estar cuestionando, sino, más bien, promoviendo: la educación de las IA’s y el por qué, o hacia dónde las podemos encaminar.
Oscar Wilde en su ensayo “El alma del hombre bajo el Socialismo” tiene una tesis sobre la idea del trabajo y las máquinas: algún día, las máquinas van a hacer el trabajo feo, aburrido, pesado, como cocinar, limpiar, o, el trabajo que hacemos todos los días durante 8 horas: “[…] En la actualidad, se duda de que un inspector deba ir todas las mañanas llamando de casa en casa para ver que cada ciudadano se levante y realice su trabajo manual por ocho horas, la humanidad ya superó esa etapa”. Y creo que eso que Wilde predijo en 1891 puede que esté cerca, y ruego a OpenAI que sea así.
Pensemos y discutamos este escenario: que logremos educar a las IAs para que efectivamente haga nuestro trabajo y nosotros sólo supervisemos lo que hace, si es correcto o no, que prácticamente eso es lo que hacemos en la actualidad cuando trabajamos con IA, pero yo tengo fe en que, en algún punto, todo el trabajo que yo realizo sea posible hacerlo con la Inteligencia Artificial, que sí, que me “sustituya” ¿por qué? Porque sucedería como la tesis de Wilde, si nosotros pusiéramos a trabajar a las máquinas, entonces podríamos tener más tiempo libre para nosotros, para el arte, para la contemplación.
Me emociona muchísimo vivir en esta época, donde ese sueño de Alan Turing puede ser verdad: que las máquinas piensen y ejecuten, no como nosotros, sino para nosotros. Para que ellas hagan el trabajo pesado, el trabajo que hacemos todos los días en trabajos de 8 horas, donde terminamos extenuados mental y físicamente. Me encanta pensar que este momento es de transición histórica, que efectivamente, en pocos años, algunas carreras van a “desaparecer” a la par que muchos trabajos, y está bien, es necesario que desaparezcan para que también las nuevas generaciones no pasen su vida estudiando en la universidad, sino que vivan que se formen en la Universidad Desconocida, como lo nombraba Bolaño, que no es otra cosa que aprender en, de y para la vida.
Y como digo que el futuro de las IAs es sustituirnos en trabajos pesados, también me gustaría decir que en este punto, el futuro está en las humanidades y en el arte, porque claro, pensémoslo así, si vivimos en un mundo de máquinas, donde todo es automático y autónomo, ¿en dónde nos vamos a refugiar? En el arte, en la literatura, en la música. Y más allá de eso, considero que las máquinas podrán ejecutar, e incluso pensar y emitir ciertos juicios de valor o estéticos, como Winston3, el asistente de IA quien, a través de unos audífonos, guía a Robert Langdon en el Museo Guggenheim, curiosamente, el profesor no se da cuenta que es una Inteligencia Artificial hasta que el propio Winston le dice lo que es, Langdon se queda sorprendido y fascinado, lo pone a prueba y se desata una discusión interesante, pues Wisnton emite jucios estéticos que, ojo, son juicios promovidos por su creador, justamente, por quien lo educó.
Y suena lógico, cuando ya no tengamos que ir a una oficina tantas horas, tendremos tiempo para pensar, y para pensar primero se tiene que aprender a pensar, y en ese aprender tiene que estar presente el “pensamiento crítico”. Lo cierto es que sólo las humanidades permiten desarrollar esta habilidad y en nosotros, los que nos dedicamos a las humanidades, está el enseñar a desarrollar este pensamiento, los jucios de valor, los posicionamientos políticos, la habilidad estética de detenernos frente a un cerezo y como el Samurai, llorar ante su nacimiento.
La IA es, me parece, la revolución más importante de los últimos tiempos, y la que va a determinar el futuro de la humanidad. Hoy me sorprende que haya aun gente que piense que no es ético utilizarla, o que de plano no la use o no sepa cómo hacerlo; es cierto que las grandes empresas como OpenAi nos dieron el acceso a la IA, pero en nosotros está eliminar sus sesgos, educarla para que nos sirva a nosotros, para que nos haga la vida más sencilla y nos permita tener el tiempo para dedicarnos a las cosas importantes de la vida, como estar con la gente que amamos, para tener tiempo de desayunar sin prisa, de caminar lento y contemplar las puestas de sol.
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1Chat GPT respecto a este ensayo propone las siguientes dos cuestiones a debatir: ¿cómo aseguramos que los beneficios de la IA sean equitativos y no generen desigualdades? ¿Cómo protegemos los derechos laborales mientras ocurre esta transición?
2Chat GPT opina lo siguiente: Las inteligencias artificiales son un reflejo de los datos con los que se entrenan. Si estos datos son sesgados (por ejemplo, por razones de género, raza o ideología), las decisiones y recomendaciones de las IA también lo serán.
3La referencia es del Origen de Dan Brown, y no me disculpo por referenciarlo.