3 (de Esta es mi casa )
Lo íntimo en el luto de un altar adentro de la casa,
abrir la vena del sueño a nuestros ojos hechos noche,
cúspide que desborda en los labios como lluvia en la ventana.
Hay oraciones dichas entre flores fucsias y naranjas,
sobre mí caen pétalos más parecidos a los atardeceres.
¿Las primeras palabras sangran en silencio?
Deletreo el color del sufrimiento,
también había días azules y sonrisas, la luz, el televisor.
Aquí uno se esconde de una vírgula de códices desteñidos,
jugaré a decirnos que hemos muerto entre canciones.
Espinas que desvelan y develan sombras tísicas,
en nuestro latido se acumula la sal triste de la arena.
A mí se me quebranta el corazón del óxido en una mecedora,
a nadie le interesa el agua ajena pero cada río es nuestro.
Una mano para despedirnos,
otra para quedarse quieto en la espera de alguien que no vuelve.
9 (de Esta es mi casa )
Un padre abandona a su hijo en una tierra con una lengua azul,
la estampa de San José los electrocuta,
así pasan noches jurando ante ninguna fe
que serán mejores que él para sus propios hijos,
los que aún no nacen,
pero para quienes mentirían sobre un futuro ya nublado:
truena debajo de sus ojos,
luego la tormenta del tormento.
Aquí están las estrellas colocadas como en set televisivo,
el celeste de la costa en la mirada de otros hombres,
el sueño rosa de los cenzontles a medianoche.
Ocultar el verdadero miedo es un oficio más,
crecen los árboles como algún remordimiento,
ahí se lijan sueños para forjar palabras,
una mesa para que no falte el apetito,
la cama para arrullar al insomnio con silencio
como la madre a solas canta el fantasma de la abuela.
(de La canción del extranjero )
Te duelen las imágenes de la derrota,
sombras que dejaron tras la guerra,
con cada miseria te inventas más fotografías,
un video para señalar que también viviste el abandono.
*
La luz pega en la sombra de los amantes,
juran en silencio que sus ojos
cerrarán un hábito en un cielo sin estrellas,
cae tras la persiana la música de su transpiración.
Todos los hoteles son de paso en esta vida,
todos los amores son fugaces delante de la muerte.
*
Escribo para que los muertos cumplan con su círculo de piedra
y adentro de la voz no venga aquel hábito de luz para borrarlos.
Que venga la luna de nuevo en forma de secuestro,
en la nido húmedo y caliente que sembraron,
por si alguna vez pasa la muerte veloz sobre mi lengua,
pero aun así conserve el sueño con el que partí sin rumbo:
Es posible regresar al viento cuando no se tiene casa.