
DAVID CASTAÑEDA ÁLVAREZ
Existen muchos tipos de resistencia. A inicios del siglo XX en México, un grupo de letrados y poetas, encabezados por Maples Arce y List Arzubide, firmaron una serie de manifiestos que pugnaban por un cambio social y estético desde el campo de las letras. Se hacían llamar “Estridentistas” y querían “apagar el sol de un sombrerazo”.
En literatura, existen diversas creaciones que buscan cuestionarlo todo, desde la manera en que un individuo asume su sociedad (desde el oscuro rincón de su habitación), hasta la manera en que, por ejemplo, se debe luchar contra la muerte. Pondré dos ejemplos para ilustrar lo que he dicho. El primero es un fragmento del poema Lisboa Revistado, de Fernando Pessoa:
¡No me fastidien, por amor de Dios!
¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributable?
¿Me querían lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuese otra persona, les daría a todos gusto.
¡Así, como soy, tengan paciencia!
¡Váyanse al diablo sin mí,
O déjenme que me vaya al diablo solo!
¿Para qué hemos de ir juntos?
¡No me toquen en el brazo!
No me gusta que me toquen en el brazo. Quiero estar solo,
¡Ya dije que soy un solitario!
¡Ah, que fastidio querer que sea de la compañía!
En esta pieza, el yo poético rehúye de la compañía y, en tal caso, se rebela en contra de ser sociable afectivo y productivo. Prefiere ser un solitario, soltero, elusivo y singular. Se resiste a la masa social, a las reglas básicas de moral y convivencia.
El segundo ejemplo es de Dylan Thomas:
No entres dócilmente en esa buena noche,
Que al final del día debería la vejez arder y delirar;
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.
Este poema es un bello recordatorio de la resistencia contra la muerte. Si al final del día la vida se consume en una combustión instantánea, dice Dylan Thomas que, en esa misma combustión, uno debería “arder y delirar” para darle un poco de batalla. Que la muerte no salga impune de su arrebato.
Quisiera poner otro ejemplo de Pizarnik:
una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos
La rebelión de Pizarnik pertenece más al campo de la visualidad y la forma, con todos los símbolos que implican estas imágenes. ¿Qué significa mirar una rosa “hasta pulverizarse los ojos”?
Toda rebelión y toda resistencia van contra de cierto orden establecido por el poder mismo o contra quienes lo representan. Muchas veces esa resistencia, después de muchos artificios (acuerdos o represión), termina diluida, marginada o integrada al poder mismo (llámese poder a estética, canon, gobierno, sistema, etc.)
Lo cierto es que existen artistas más cercanos a la voz social, como el caso de los Estridentistas, y otros que escriben un poco abstraídos o alejados de su propia realidad. No creo que uno sea mejor que el otro. Ambos tipos de creadores intuyen que su tiempo está mal, que hay fallas o vacíos en la estética, la ley, la economía, la sociedad, etc., y lo expresan a su modo.
La resistencia es el resultado de tener conciencia del ser, de la sociedad, la historia y la tradición en general: el desarrollo y expresión del pensamiento crítico. Viva entonces la resistencia. En medio de un Zacatecas convulso, envuelto en protestas magisteriales y artísticas, es nuestro deber luchar y enfurecernos contra la muerte de la luz. Nos leemos después.