CAROLINA DÍAZ FLORES
La presbicia es un padecimiento oftalmológico común que con frecuencia se conoce como vista cansada (en la persona adulta). Es un fenómeno ocular que afecta a millones de personas a medida que envejecen. Este proceso natural suele manifestarse alrededor de los 40 años y se caracteriza por la pérdida gradual de la capacidad del ojo para enfocar objetos cercanos. A medida que el cristalino (lente natural del ojo) pierde flexibilidad, se dificulta ajustar el enfoque de cerca, lo que resulta en dificultad para leer, ver imágenes detalladas o realizar tareas que requieren visión de cerca.
La presbicia es parte del proceso normal de envejecimiento del ojo y afecta a casi todas las personas en mayor o menor medida. Aunque suele comenzar leve, con el tiempo tiende a empeorar. Los síntomas típicos incluyen la necesidad de alejar los objetos para poder ver con claridad, fatiga ocular al realizar actividades de cerca y dolores de cabeza por esfuerzo visual.
Existen varios métodos para corregir la presbicia y mejorar la calidad de vida de quienes la experimentan. El más común es el uso de anteojos o lentes de contacto diseñados específicamente para corregir la visión de cerca. Estos pueden ser monofocales, bifocales o progresivos, dependiendo de las necesidades visuales individuales. Los anteojos monofocales corrigen la visión a una sola distancia (generalmente de cerca), mientras que los bifocales y progresivos permiten ver a diferentes distancias gracias a la inclusión de múltiples zonas de enfoque en una misma lente.
Además de las correcciones ópticas, existen opciones quirúrgicas para tratar la presbicia, como la cirugía de lentes intraoculares multifocales o la corrección láser mediante técnicas como la queratomileusis in situ asistida por láser (LASIK) o la ablación láser en la superficie corneal (PRK). Estas intervenciones tienen como objetivo restaurar la capacidad del ojo para enfocar correctamente en diferentes distancias, reduciendo o eliminando la dependencia de anteojos o lentes de contacto.
Es importante destacar que la presbicia no se puede prevenir, ya que es parte natural del envejecimiento ocular. Sin embargo, adoptar hábitos saludables como mantener una dieta balanceada rica en antioxidantes, proteger los ojos de la exposición excesiva a la luz ultravioleta y realizar chequeos oculares regulares pueden ayudar a mantener la salud visual general y detectar problemas oculares antes de que se conviertan en un obstáculo significativo.
En conclusión, la presbicia es una condición común y tratable que afecta a la mayoría de las personas a medida que envejecen. Con la variedad de opciones disponibles, desde anteojos hasta procedimientos quirúrgicos avanzados, es posible gestionar y corregir eficazmente los síntomas de la vista cansada, permitiendo a las personas continuar disfrutando de una vida activa y productiva.