OTHNIEL RUIZ
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Un quiste se puede expresar como una cavidad anormal con presencia de contenido líquido o semilíquido, aire o ambas; son considerados lesiones no tumorales o benignas; sin embargo, tienen la posibilidad de convertirse en malignos en algunos casos. Generalmente pasan desapercibidos conforme su tamaño va en aumento, mientras van causando destrucción ósea del maxilar en el que se localice.
La gran mayoría de los quistes cursan en estado asintomático hasta que son descubiertos casualmente a través de una radiografía; sin embargo, en algunos cuantos casos se puede sospechar de la presencia de un quiste mediante alguna de las siguientes sintomatologías: odontalgia, inflamación (celulitis), tumoración (abultamiento de la encía) y dolor.
Existe una amplia variedad de quistes en la rama odontológica, los cuales se clasifican de diferentes maneras, por ejemplo, en quistes del desarrollo odontogénico se puede mencionar el quiste de erupción, el cual es una lesión benigna que aparece en la mucosa de un diente poco antes de que erupcione, estos suelen presentar sintomatología como dolor e inflamación y en la mayoría de los casos pueden requerir tratamiento quirúrgico.
Por su parte, los quistes del desarrollo no odontogénico son los que aparecen en los maxilares, pero no tienen ninguna relación con los tejidos dentarios, como son el quiste nasopalatino o el quiste nasolabial. Este tipo de quistes tienen una incidencia mucho menor que los de origen odontógeno y, aunque son benígnos, pueden alcanzar un gran tamaño si no se diagnostican a tiempo, lo que ocasiona una destrucción ósea considerable en el maxilar.
Un claro ejemplo de los quistes inflamatorios es el quiste radicular, el cual se forma al rededor del ápice radicular de un órgano dentario a consecuencia de una inflamacón crónica y son precedentes de un granuloma existente. Es el más frecuente de los quistes y en su mayoría cursan asintomáticos y suelen ser descubiertos de manera casual.
Una tercera clasificación son los quistes no epiteliales o pseudoquistes, son llamados así debido a su composición que carece de recubrimiento epitelial. Son de muy baja incidencia con mayor frecuencia en hombres de 50 años aproximadamente y su origen se cree que tiene una relación con glandulas salivales atrapadas durante su desarrollo.
Debido a su comportamiento asintomático y de destrucción ósea, los quistes se vuelven un reto para ser diagnosticados a tiempo, no es sino hasta que ha avanzado su crecimiento que llega a comprometer el pronóstico del tratamiento, el cual siempre se considera un tratamiento quirúrgico para retirar el quiste y su envío al patólogo para determinar su origen y su probabilidad de recidiva.
De esta manera, como profesional odontólogo invito a la población a acudir al profesional dentista de una a dos veces por año para prevenir y evitar los daños como los que pueden provocar los quistes avancen de manera considerable y se requieran tratamientos en etapas avanzadas.