DANIELA ALBARRÁN
Terminé de leer Dinero y escritura de Olivia Teroba el mismo día en que lo comencé; no recuerdo la última vez que leí un libro de un tirón. Quiero aclarar que no lo devoré porque fuera una lectura ligera (aunque también lo es), sino porque tuve la oportunidad de leerlo sin interrupciones. A pesar de ser un domingo, no tuve que preocuparme por preparar la comida de la semana, o cualquier otro tema que tenga que ver con sostener mi vida o la de otros.
Y es que ahora lo veo, desde hace mucho me había dado cuenta que ya no leía con la asiduidad de cuando era adolescente y era un tema que me reprochaba mucho, pero era lógico, no lo hacía porque ya tenía otras responsabilidades, como trabajar, o… buscar trabajo.
Creo que este libro cayó a mis manos en un momento importante de mi vida, donde puedo ver claramente la diferencia que hace tener ciertas cosas resueltas, que no te ocupen espacio mental para poder leer o escribir sin interrupciones mentales, sin la bruma mental que te provoca pensar qué voy a comer mañana o cómo voy a pagar las cuentas de este mes.
Quiero decir que, aunque actualmente trabajo todo el pinche día, porque es lo que hay, y porque no puedo hacer nada al respecto, materialmente tengo varias cosas resueltas que me permiten enfocar mi mente en otras cosas, como la lectura y la escritura en mis tiempos libres. Es decir, no tengo que cocinar porque en mi trabajo me alimentan, o no tengo que preocuparme por mi salud, porque en mi trabajo me dan SGMM, y menciono esto porque estudié Letras y pensé que jamás iba a tener acceso a prestaciones así, o porque la ansiedad, el miedo a no tener un fondo de ahorro (que ahora comienzo) la angustia que provoca eso, no permite escribir, mucho menos leer, o quizá sí, pero a un costo muy alto.
Y justo, uno de los puntos que Olivia menciona es que ella trabaja como freelance y que hace esto porque eso le da tiempo de manejar sus tiempos, aunque no le dé seguridad económica, o no tanto, quizá como la que te da la certeza de que a fin de mes tendrás cierta cantidad de dinero.
Y sí, yo pensé tantas veces en volverme freelance, a dedicarme a ventas de cualquier cosa, o poner un negocio de uñas (por eso estudié para manicurista, por el miedo a no tener dinero, por el miedo a no encontrar un trabajo) y no lo hice porque tiendo a la ansiedad y no quiero saber cómo estaría mi mente si no tuviera ciertas certezas, tener la seguridad de que cada quincena voy a tener algo, porque bien lo dice Oliva, el dinero te da ciertas certezas para saber cómo será tu futuro.
Olivia se pregunta lo siguiente y quisiera también responder a esa pregunta quizá retórica: “Es necesaria la estabilidad material para la escritura?”, ella dice que necesaria no, pero sí deseable. Sin embargo, mi postura es radical: sí, sí es necesaria una estabilidad económica, y menciono esto porque Teroba en algún punto dice lo siguiente: “La sensación de libertad que brinda estar rodeada de gente que decide dedicar su vida a alguien tan arriesgado, sin saber a ciencia cierta cómo podrán sostenerlo […] indignación o sorpresa al conocer historias de artistas que hacían carrera por sus contactos, o hablar de otros que tenían una obra impresionante, pero que no lograban vivir de su trabajo”.
Y me parece un pensamiento bien peligroso, porque yo no veo libertad en alguien que decide dedicar su vida a escribir, pero no puede sostener su propia vida. Y claro que he visto a muchos artistas o egresados de letras en esa situación. Y antes me asustaba muchísimo, porque yo decía así voy a terminar, tantas veces lo pensé que hasta pensé como posibilidad el $UIC¡D¡O, porque qué rabia estudiar tanto y que nadie en este mundo lo valore.
Con los años aprendí también que yo no podía cambiar un sistema, pero sí podía beneficiarme de él. Y que tenía que aprender a aprovechar mis conocimientos de otra forma, de manera en que pudiera sostener, en la medida de lo posible mi existencia, no morirme de hambre, pero que la ansiedad tampoco me robara la vida, como lo había hecho durante tantos años.
Amé el libro de Olivia, principalmente porque habla de un tema que a mí me ha robado la tranquilidad desde que yo misma comencé a leer y escribir: el dinero. Desde que estudiar letras es casi casi una firma a la pobreza eterna. Quizá nunca pase el umbral de pobreza, pero lo que sí necesito, es tener ciertas certezas sobre el futuro, saber de dónde voy a sacar el dinero para pagar mis deudas, o la tranquilidad mental para aprovechar el poco tiempo libre que me queda.