Por: Gibran Alvarado
Podrás decirme que es imposible asir el tiempo o la realidad, te preguntarás qué significan la vida o la muerte y te será complicado encontrar relaciones donde quizá nos las haya, no me dejarás mentir que esto lo haces muy frecuentemente, tratas de vincular sucesos que en apariencia no tienen algún vínculo. Bajo esta premisa se configuran (o no) los acontecimientos de Meshes of the Afternoon (1943), cortometraje silente de Alexandr Hackenschmied y Maya Deren. A partir de elementos tan dispares como una flor, una llave, unas escaleras, un cuchillo, un teléfono o un fonógrafo se urde una historia que quizá ya fue escrita y tiene un destino ineludible. Hay objetos que son filmados en primer plano, lo cual sugiere cierta relevancia, y cobra énfasis su función frente a los espectadores.
El brazo de alguien deja en la calle una flor, una mujer la recoge, se encamina a casa, abre la puerta con una llave e ingresa al recinto, sube las escaleras y se interna en una habitación y con la flor entre las piernas, se queda dormida… La escena continúa y se enfoca en la ventana del balcón, en la calle se observa un ser vestido de negro que lleva una flor en la mano y tiene rostro de espejo. Se repite la secuencia anterior, una mujer ingresa a la casa, ya sin necesidad de utilizar llave, algunos elementos ya no están colocados como en escenas anteriores, el cuchillo que acompañaba al pan sobre la mesa ha desaparecido, ¿alguien ya estuvo ahí? Tras un velo, el cuchillo aparece en la cama, todo es un bucle, la mujer se observa dormir en el sillón… Esa segunda mujer (después de verse) se asoma a la ventana y ve al ser vestido de negro con rostro de espejo y se ve a ella misma tratando de darle alcance, fracasa en su intento y entrar ¿nuevamente? a la casa.
No continúo con la narración de sucesos porque sería imposible describir con coherencia la trama; además, es imposible distinguir las líneas divisorias entre realidad y sueño, nuestro cerebro no está capacitado para ello. Si el lector de mis palabras está interesado, busque el cortometraje en la red y construya su interpretación, este escrito es sólo una invitación para realizar un ejercicio analítico propiciado por uno de los recursos de la obra, uno surrealista e interesante que trae a mi mente obras literarias como el poema “La calle”, de Octavio Paz; los cuentos “Continuidad de los parques”, de Julio Cortázar; “La historia según Pao Cheng”, de Salvador Elizondo o la novela “El garabato”, de Vicente Leñero.
No sé si haya alguna relación entre estas propuestas, quizá todo sea culpa de la mente que las enlazó aleatoriamente, una disculpa, mi cerebro suele habitar(se) en realidades caleidoscópicas.
Muchas gracias por la recomendación. A verla, entonces.