Por Othniel Ruiz*
Uno de los principales motivos de acudir a la consulta odontológica es la remoción o el retiro de lesiones cariosas sobre los dientes, y en muchas ocasiones este tipo de lesiones las encontramos ya muy amplias. Luego de retirarlas y dejar bien limpias esas cavidades donde se extendían, es momento de obturar (tapar o rellenar, como muchos le nombran) esas cavidades para evitar que se acumule alimento y vuelva a generar caries.
Es aquí donde los pacientes hacen la siguiente pregunta: ¿qué material se va a utilizar? Hoy en día un alto porcentaje de la población adulta cuenta con órganos dentales restaurados con amalgamas, de las cuales no muchas requieren de un cambio total de este material, pues la amalgama posee una durabilidad envidiable en comparación con la resina, esto si cuenta con mantenimiento y una buena higiene bucal de quien las lleva.
Las restauraciones de amalgama son una aleación de materiales como el cobre, plata, zinc y estaño combinado con mercurio, el cual este último es un mineral muy pesado y que se vuelve muy difícil de extraer del organismo, lo cual lo puede volver dañino en el cuerpo. Esto ha sido una de las principales razones por la cual ya no se utiliza (o no debería) en un consultorio dental. Otra de las razones que se consideró importante para dejar la utilización de la amalgama, es que se requería de una amplia cavidad para poder colocarla y obtener la retención ideal para mantenerse en su lugar.
Por estas y otras razones se consiguió diseñar un material biocompatible y estético principalmente, el cual ha sido investigado y mejorado durante los últimos años para lograr una eficiencia en su uso. Una de las principales ventajas que tiene sobre la amalgama es que la cavidad donde se va a colocar la resina puede ser más conservadora, y no requiere de un diseño cavitario para su retención, sino que utiliza un sistema de adhesión para conservarlo en su lugar, entre otros beneficios.
Hoy en día la resina se ha convertido en la preferida de dentistas y pacientes, y cada vez ha ido superando a la amalgama por las múltiples ventajas que tiene sobre ésta. Pero si bien no lo ha logrado del todo, posiblemente en un futuro no muy lejano la resina pueda “vencer” a la amalgama en cuanto a longevidad y resistencia, qué son los puntos en los que este tipo de restauración dejó la expectativa muy alta.
En conclusión, mientras una restauración de amalgama en boca se encuentre en buenas condiciones no hay necesidad de cambiarla (como lo digo a mis pacientes “lo que no molesta no se toca”), pero, si es una restauración deficiente, es buen momento para reemplazarla, lo mismo sucede con esas caries presentes para evitar que avancen y den mayores problemas.