Luisa Espinosa Carmona
Desde hace varios años las cifras de obesidad infantil, especialmente en México, han sido “alarmantes“, llevando así a la toma de decisiones como el aumento de precio y la reducción de las porciones en frituras y bollería, al igual que la prohibición de su venta en escuelas. Creaciones de campañas para que “promueven” un mejor estilo de vida, entre otras medidas que se creen preventivas.
Es verdad que hay un gran número de niños y adolescentes que cuentan con un peso mayor al esperado para su edad, pero también es una realidad que está contraindicado someter a niñas y niños a dietas restrictivas. Recordemos que uno de los principales factores para el desarrollo de TCA (trastornos de la conducta alimentaria) es el implemento de dietas restrictivas, sobre todo si éstas tienen un inicio temprano. También tengamos en cuenta que acudir a una atención nutricional a edad temprana con la finalidad de obtener cambios estético/corporales, validan la idea de que el cuerpo habitado es incorrecto, llevando así al desarrollo de una autoestima baja y percepción inadecuada de la imagen corporal en la y el infante.
Si a esto agregamos la precaria accesibilidad de alimentos en la mayoría de nuestras niñas y niños, así como la poca y obsoleta información sobre educación nutricional que se tiene a su alcance, podemos ver con mayor claridad cómo la mal información y malnutrición dependen de mucho más factores que sólo el “comer de más”.
Cuando hablamos de salud, no sólo se hace referencia a la salud física, sino también a la salud mental, social, económica, etc., por lo cual, al momento de querer mejorar un área, debemos verificar si no hay algo más a lo cual poner atención para dar tratamiento de manera completa. Si una de la áreas de la salud de la niña o el niño se encuentra en un estado vulnerable, lo más seguro es que las demás áreas también estén afectadas.
El dejar el estigma de peso fuera de nuestro hogar y de nuestra práctica clínica es clave para una alimentación y nutrición adecuada.
¿Qué recomendaciones puedes implementar si se te ha sugerido llevar a tu niña o niño a un plan de pérdida de peso?
- Acudir con una o un especialista en el área, que promueva una alimentación fuera de estigma, valorando siempre la salud integral de su paciente sobre cualquier cambio estético.
- Evitar que tenga ayunos prolongados.
- Promover lonches completos, evitando el contante consumo de alimentos industrializados. Alimentos como bollería, jugos y frituras pueden aliviar la sensación de hambre, pero no cubre las necesidades nutricionales de una niña o niño en crecimiento.
- Promover el consumo de verduras en diferentes preparaciones y presentaciones, así como el consumo variado de diferentes grupos de alimentos en cada tiempo de comida.
- No utilizar la comida como premio o castigo, así como no catalogarla como buena o mala.
- Evitar hacer comentarios sobre el cuerpo de la niña o el niño, así creamos que los comentarios son de forma “positiva” o “por su bien”.
- Promover actividades que impliquen movilización corporal, como juegos al exterior.
- No suplementar con la finalidad de pérdida de peso, ni bajo la supervisión de una/un profesional de la nutrición.
- No prohibir alimentos, sino agregar todos aquellos grupos de los cuales carezca.