CAROLINA DÍAZ FLORES
La rinitis alérgica es una afección común que afecta a millones de personas en todo el mundo y que durante los meses de invierno se suele intensificar, se generan malestares típicos y afecta la calidad de vida.
Aunque la mayoría de las personas asocia la rinitis con las estaciones cálidas, como la primavera o el otoño, cuando los pólenes están en su apogeo, el invierno presenta su propio conjunto de factores que agravan la condición. Pero, ¿qué sucede exactamente en esta temporada que convierte a la rinitis alérgica en un problema aún mayor?
¿Qué es la rinitis alérgica?
La rinitis alérgica es una inflamación de las mucosas nasales causada por una reacción del sistema inmunológico ante sustancias a las que es sensible el cuerpo, conocidas como alérgenos. Los síntomas típicos incluyen estornudos, congestión nasal, secreción y picazón en la nariz, los ojos y la garganta. Aunque se cree que la rinitis está principalmente relacionada con alérgenos como el polen en primavera o los ácaros del polvo en otoño, también en el invierno existen otros factores que agravan la situación.
Factores que agravan la rinitis alérgica en invierno
1. Mayor exposición al polvo y los ácaros.
En invierno, las viviendas suelen mantenerse durante mayor tiempo cerradas debido al frío, lo que disminuye la circulación de aire fresco y, a su vez, aumenta la acumulación de polvo y ácaros en los hogares. Estos pequeños organismos son una de las principales causas de la rinitis alérgica en cualquier época del año, pero en invierno, al estar más tiempo en ambientes cerrados, la exposición a ellos se intensifica.
2. El uso de calefacción.
Las calefacciones, aunque necesarias para mantener el confort en los meses fríos, pueden resecar el aire en el interior de las viviendas. Esto puede irritar las mucosas nasales y hacer que los síntomas de la rinitis alérgica se exacerben. Además, los sistemas de calefacción, como los radiadores o las estufas de gas, pueden mover partículas de polvo y otros alérgenos por el aire, lo que aumenta la probabilidad de contacto con estos irritantes.
3. Hongos y moho.
La humedad propia del invierno, junto con la falta de ventilación adecuada en muchos hogares, puede crear el ambiente ideal para el crecimiento de moho y hongos. Estos microorganismos son alérgenos potentes que pueden desencadenar o empeorar los síntomas de la rinitis alérgica, especialmente en personas sensibles.
4. Contaminación del aire.
En muchas ciudades, el invierno suele coincidir con un aumento de la contaminación atmosférica debido a la quema de combustibles fósiles para calefacción y a la menor dispersión de los contaminantes debido a la falta de viento. La exposición a partículas finas en el aire, como el dióxido de nitrógeno y el monóxido de carbono, puede agravar las afecciones respiratorias, incluida la rinitis alérgica.
5. Resfriados y otras infecciones virales.
El invierno también es la temporada de resfriados y otras infecciones respiratorias virales, que pueden hacer que las personas con rinitis alérgica experimenten síntomas más intensos. Las infecciones virales pueden desencadenar o empeorar la inflamación nasal, lo que aumenta la dificultad para respirar y la sensación de congestión.
Estrategias para manejar la rinitis alérgica en invierno
1. Control de la humedad.
Es recomendable mantener un nivel de humedad adecuado en el hogar, entre el 40% y el 50%, para evitar tanto el exceso de humedad, que favorece el crecimiento de moho, como el aire excesivamente seco, que puede irritar las vías respiratorias. El uso de un humidificador puede ser útil, pero debe limpiarse con regularidad para evitar la proliferación de bacterias y hongos.
2. Limpieza y ventilación.
Aunque el invierno limita la ventilación en las viviendas, es esencial ventilarlas al menos una vez al día para reducir la acumulación de polvo y humedad. Además, es importante limpiar con frecuencia las superficies, alfombras, cortinas y cojines, ya que pueden albergar ácaros del polvo. Los fundas antialérgicas para almohadas y colchones son una excelente opción para reducir la exposición a estos alérgenos.
3. Uso adecuado de medicamentos.
El tratamiento para la rinitis alérgica en invierno generalmente incluye antihistamínicos, descongestionantes nasales y, en algunos casos, corticosteroides. Estos medicamentos ayudan a controlar la inflamación y los síntomas, pero deben ser usados bajo supervisión médica, ya que el abuso de los descongestionantes nasales puede provocar efectos secundarios a largo plazo.
4. Evitar la exposición a irritantes.
Durante los días de mayor contaminación o cuando la calefacción esté en uso constante, es recomendable mantenerse dentro de casa, especialmente si se es sensible a los alérgenos. Si es necesario salir, usar una mascarilla puede ayudar a reducir la exposición a partículas contaminantes.
5. Monitoreo de la salud respiratoria.
Es importante estar atento a los cambios en los síntomas, ya que la rinitis alérgica no tratada adecuadamente puede derivar en complicaciones como sinusitis o infecciones respiratorias. Las personas con asma deben tener especial cuidado, ya que la rinitis alérgica puede desencadenar crisis asmáticas.
Por último, la rinitis alérgica es una afección que no entiende de estaciones, y aunque en invierno los factores ambientales cambian, los síntomas pueden ser igual de molestos o incluso peores. Con una buena gestión de los alérgenos en casa, el uso adecuado de medicamentos y un estilo de vida saludable, las personas afectadas pueden reducir considerablemente el impacto de la rinitis alérgica durante los meses más fríos. Al fin y al cabo, entender cómo funcionan nuestras alergias y cómo afectan nuestra salud en cada estación es clave para mantener una buena calidad de vida, incluso en el invierno más riguroso.