GIBRÁN ALVARADO
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Roma fue ocupada durante nueve meses por los nazis, de septiembre del 43 a junio del 44, todo esto, en el contexto de la “traición” italiana a sus antiguos aliados, la detención de Mussolini y la defensa por parte de las diversas agrupaciones de partisanos. Pese a que este espacio es breve para describir los pormenores históricos, soy consciente de la capacidad que tiene el cine para, al menos, desde la perspectiva del director, mostrar al espectador un panorama de diversos acontecimientos.
Indagar, a su vez, en las características y en los elementos relevantes de un movimiento o época cinematográfica también rebasa las intenciones de este espacio, aunque es relevante mencionar que, Roma, ciudad abierta (1945), de Roberto Rossellini, funge como una de las principales referencias de lo que se conoce como “Neorrealismo italiano”, movimiento que mostrará la crudeza de la realidad de posguerra, después de la censura impuesta por Mussolini, por ejemplo. Creo que podría hacerse una analogía en cuanto a circunstancias con el expresionismo alemán, ambas formas de mostrar situaciones a través de la lente serán caracterizadas por la precariedad en que fueron gestadas.
De este modo, Roma se convierte en el principal referente de las escenas mostradas en la película, sus edificaciones como la Cúpula de la Basílica de San Pedro, la iglesia de Trinitá dei monti, el obelisco Salustiano y demás calles, su realidad cotidiana, mostrando el hambre de las personas que se arremolinan frente a las panaderías para saquearlas. Además de los aspectos sociales que se evidencian, hay pequeños detalles que podrían caracterizar la perspectiva histórica más allá de la guerra. En uno de los diálogos, un general nazi señala que han dividido la ciudad en 14 secciones y muestra un mapa, esto refiere a las divisiones realizadas por Cayo Julio César Augusto, que organizó la ciudad en el año 7 antes de Cristo.
Roma, ciudad abierta va más allá de lo evidente, mostrar de formar artística la verdad, porque el director hace mucho con poco, sale a las calles para grabar aspectos de una urbe destruida por la guerra, presenta la realidad del pueblo a través de la ficción, como se advierte al inicio. Los diálogos, las pequeñas frases en las que se alude a los aspectos políticos, a los elementos ideológicos, pese a su sutileza, son muy relevantes; la entereza de los reaccionarios contra los nazis, los niños uniéndose, la convicción de una nación que buscaba un futuro mejor, la esperanza de que cesara el fuego, una visión cercana al pueblo, a los trabajadores en su día a día, una pequeña muestra de esa realidad en momentos difíciles.