
Por José Méndez
Corrigió sus brazos, exhaló el último grito que había guardado en el corazón, siempre (supo) quiso que fuera el amor de su vida…
Lo anterior es lo más cercano a una traducción realizada por el geólogo y semiota Elijah Harper, nacido en Ohio y científico del Mars Science Laboratory (MSL). Son las primeras “grafías” encontrados en una alineación alquímica en forma de esfera proveniente de Marte.
“La roca”, así es como fue nombrada a su llegada a la Tierra; gracias al Rover Poetry 33 de 775 kg, sufrió una descomposición a causa del impacto gravitacional, lo cual no ha permitido descifrar el mensaje en su totalidad. No se sabe a ciencia cierta si el choque con la atmósfera permitió que el orden de los símbolos provocara tal cambio.
Ante lo inesperado, científicos y conocedores, de la que pudo ser la “nueva lengua”; así como millonarios esquivos, no le han tomado la importancia adecuada, para ellos, la frase que emula unos versos tan simples, habla de una mala interpretación y de la infame preparación del ahora “ex erudito”, quien ya paga su condena con la desaprobación de tal conocimiento.
Hasta el momento el tema ha sido enclaustrado, nadie cree que fuera del planeta que co-habitamos exista la retórica y la mentira, como así lo señalaba Platón. En la actualidad, sedimentos del astro han sido utilizados para el uso excéntrico de la joyería, para quienes lo exponen, prender en el cuello o en los oídos un objeto tan descalificado se asemeja a la vana e inútil creencia de que leer poesía es un impulso más para comprender mejor al mundo y buscar su propia realidad.