AIRAM PALOMA RIVAS DENA
¿Qué tan común es ver a una persona creer ser superior a los demás? Demasiado diría yo. ¿Y cuántas veces sucede esto entre personas que sienten un aire de grandeza, ante los individuos que tienen que trabajar de sol a sol? Mejor ni responder.
El boliviano Ricardo Jaimes Freyre nos presenta “Justicia india”. Un cuento que a mi parecer es una mezcla de la historia de Pocahontas” y Spirit: El corcel indomable, pues ambos usan la narrativa del pueblo indio sometido a la autoridad del hombre blanco.
Nuestro autor relata la historia de dos viajeros: Álvarez y Córdova. Ellos se encontraban en una posada descansando para seguir con su viaje por encima de las montañas. Mientras degustaban de su último trago de vino, al mismo tiempo que sus caballos masticaban con dificultad largas briznas de hierba; un par de indios humildes de nombre Pedro y Tomás, se acercan a los pasajeros buscando la devolución de un potro y de sus tierras. Sin embargo, los hombres de sombrero desestiman sus reclamos, provocando que comiencen a burlarse de ellos. Esta humillación provoca que los indios se rebelen, y con la ayuda de otros habitantes de su pueblo, atacan hasta someter brutalmente a los jinetes, llevándolos a la muerte.
Aun siendo esta historia perteneciente al movimiento modernista, no cuenta con una fábula sobre diamantes que teñidos de sangre se convierten en rubíes preciosos, pero nos muestra algunas de las tantas características que forman parte de esta corriente, como lo son los escenarios lejanos y exóticos, pues el lugar que se nos describe es totalmente rodeado de montañas, que hasta podríamos llamarlo desértico.
La actitud aristocrática que toman Álvarez y Córdova, como si fueran parte de algún sistema gubernamental; me hacen pensar acerca de cómo por tener algo que otra persona no pudiese poseer, naturalmente te provoca una sensación de superioridad. Un ejemplo muy claro es la discusión por las tierras que Pedro Quispe le suplicaba a Córdova que le devolviese; el del sombrero, utilizando su conocimiento, les pedía dinero o los papeles de los terrenos aun sabiendo que los indios carecían de esos elementos, aprovechándose así de su ignorancia y librándose de la situación.
El cuento da un giro de ciento ochenta grados cuando nos muestra al pueblo indígena decidido a terminar con la vida de los jinetes. Aproximando a sus labios el cuerno que tenía colgando en su espalda, Pedro Quispe fue capaz de pedir apoyo de su gente para así lograr atrapar a los viajeros y poder recuperar lo que por derecho era suyo.
Por mi mente pasan mil ideas de cómo podemos interpretar finalmente este cuento y creo que el concepto que mejor se le parece es el clasismo, cuya definición es el perjuicio y discriminación por un nivel socioeconómico, además de las diferencias entre clases sociales.
Si bien, en nuestro país es muy común la diversidad en cuanto a color de piel, cabello, acentos, y muchos más rasgos físicos; existen personas como Álvarez y Córdova que no ven más allá de ellos mismos, solo se enfocan en la posición en la que se encuentran e ignoran el hecho de vivir en una Cosmópolis, rodeados de miles de personas como Pedro y Tomás, que tal vez lo único que tienen son unas tierras que ellos mismos sembraron, o un caballo que los acompañara a los festivales organizados por su comunidad.
Sin duda, me parece interesante la gran cantidad de temas que podemos encontrar en este cuento. Estoy segura de que si ponemos más atención podríamos diferenciar muchas más problemáticas sociales y guiños a más corrientes literarias.