Ezequiel Carlos Campos
Los Glass es el invento más importante en la literatura de J. D. Salinger. Ellos son el claro ejemplo de la familia norteamericana de posguerra. Algunos cuentos hablan sobre los integrantes, o son parte de la historia, pero donde se encuentran de lleno son en Franny y Zooey y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: Una introducción, escritas supuestamente por Buddy, el segundo hijo de los Glass —alter ego del autor.
La familia Glass está integrada por Les, el padre, y Bessie, la madre. Sus hijos son: Seymour, Webb (Buddy), Beatrice (Boo Boo), Walter, Waker, Zachary (Zooey) y Frances (Franny) Glass. Conocemos poco o mucho de cada uno de ellos en las historias; por ejemplo, Les nunca aparece, y hay quien dice que la figura de él, como de Bessie, son un claro ejemplo de los padres de Salinger. Bessie sí sale, en Zooey, y está preocupada por Franny, su hija menor, que tiene una crisis, y le pide a su hijo que le ayude. Es de más hablar de las apariciones de Seymour, pero tenemos que hacerlo: “Un día perfecto para el pez plátano”, Franny y Zooey y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: Una introducción. Salinger estaba encaprichado con este personaje, quien es el más importante de sus relatos. Buddy es el escritor de algunas de las historias del estadounidense, es protagonista de “Levantad, carpinteros, la viga del tejado”. De los gemelos, Walter y Waker, se habla en un cuento y en las demás historias que abarcan la familia. Zooey es el protagonista del relato homónimo y, de igual manera, Franny aparece en el suyo. Esto quiere decir que, a excepción de El guardián entre el centeno, toda su obra gira sobre esta familia.
Buddy parece ser el más normal de los hermanos. Es el escritor y, por ende, portavoz de lo que sucede en su casa. Gracias a él conocemos las historias. Franny tiene una crisis de la cual no puede salir. Se queda de ver con su pareja Lane Coutell, porque habrá un juego importante de futbol, y es ahí donde aparece en escena su crisis. Al final no pueden ir al partido porque la chica se desmaya. Ella dice que está harta del egoísmo de todos.
En “Zooey”, Buddy da voz a su hermano menor, a su madre y a Franny. Bessie está preocupada de Franny, dice que no ha comido y no quiere ver a nadie, siempre está llorando. Parece que la crisis de su hija no acaba. Y la madre acude a Zooey para que éste trate de ayudarla. Franny es incapaz de valorar sus experiencias y de retener la totalidad de ellas. En ese aspecto sigue a su hermano Seymour, ya que el espiritismo la sacará del mundo para entrar a uno nuevo, sólo eso podrá calmarla, ser ella misma. Franny no es la única en sentir esto. Los dos hermanos hablan y tratan de explicarse, ella comenta: “Y lo peor era que yo me daba cuenta de lo pesada que resultaba, me daba cuenta de que estaba deprimiendo a la gente, e incluso hiriendo sus sentimientos…”. No se sabe si Franny se cura, pero de que hay una solución a esto la hay, dice Zooey: “¿Por qué diablos no se suicida y acabas de una vez?”.
En “Levantad, carpinteros, la viga del tejado”, Buddy relata el día en que Seymour se iba a casar con Muriel, pero cómo su hermano no se paró en la celebración. Seymour se gana una mala reputación por no presentarse a la boda. Buddy iba en un carro donde transportaban a los familiares de la chica. Él escucha improperios sobre su hermano, pero se queda callado. Después saben que él es hermano de Seymour. Al final se relata cómo Muriel se va de su casa, se escapa con Seymour, a no se sabe dónde.
En “Un día perfecto para el pez plátano”, Salinger narra el último día de Seymour, cuando “apuntó con la pistola y se disparó un tiro en la sien derecha”. Seymour es un personaje complejo: siendo soldado sufre una crisis, aunque no conocemos muy bien cuál fue la causa. Ni las terapias ni el amor de la familia hicieron que él lograra sanarse. Las ciudades estadounidenses de la posguerra vivían una crisis, al igual que sus habitantes, y eso Salinger describe en sus historias: no podemos salvarnos de lo que ya está acabado, no se renace de las cenizas.
En “Levantad…” se predice el final de Seymour. Y es que él sabía plenamente que era un completo loco, que no tenía salvación. La inteligencia no logra ayudar en casos como estos. Seymour tenía la carga de ser el apreciado de todos, el que vio lo peor en la guerra y no logró ser completamente feliz al lado de su esposa. “Seymour: Una introducción” es un relato donde Buddy inmortaliza la figura de su hermano. Salinger estaba obsesionado con él, su creación más fuerte y compleja. Salinger, Buddy en su literatura, da todo de sí para su admiración y amor hacia Seymour. ¿Por qué si es su personaje más importante lo mató? ¿Será acaso que él sí pudo hacerlo y su creador no tuvo la fuerza?
Los libros de Salinger se conectan para darnos a entender por qué actúan sus personajes como lo hacen. En especial los Glass, su mundo es de, como señala Eliot Fremont-Smith, “los autocomplacientes que creen ser excepcionalmente inteligentes cuando sólo son inteligentes… en el que los amaneramientos se confunden con el encanto y los problemas de carácter se sutilizan hasta convertirse en problemas de moral”.