JIMENA CERÓN
¿Qué hace un sociólogo? Pregunta que he respondido más de una vez; básicamente investigar a la sociedad, conocerla, comprenderla y con ello poder describirla, entender la historicidad, proponer, desarrollar…
Para lograrlo, es necesario hacer uso de datos, otras investigaciones previas, teorías y más, y no solamente en la sociología, sino en cualquier otra ciencia, es por ello por lo que me permito compartirles sobre ese tema hoy. Dentro de mi quehacer sociológico, la generación de información ha sido una de las partes medulares que ha marcado mi camino tanto académico como profesional.
Al principio, al acercarme de manera profesional a ese arte o mejor dicho oficio, me di cuenta de que visualizaba de una manera más compleja la obtención de esa información en campo (a través de entrevistas cara a cara principalmente) y que, con ello, también existía un desconocimiento crucial sobre la importancia del uso de datos y del compromiso y responsabilidad que representa la captación de la misma. Y que es también un amplio sector en que las ciencias sociales, (y no en específico la sociología) pudiesen incidir y ejercer sus conocimientos.
Lo anterior porque desgraciadamente en mi experiencia me he encontrado con personas que tras el desconocimiento de la causa, razón y utilidad de los datos generados tras la realización de las entrevistas dejan de lado el ser científico es decir las metodologías y métodos, que sustentados en un modelo teórico respaldan y responden el porqué de su existencia. Con ello, la libertad y simplicidad en la toma de decisiones arbitrarias repercute directamente en la calidad de la información y hace pensar que se trata de generar números de manera rápida y mecánica que den parte del trabajo realizado en campo como si se tratase de una producción en serie de cualquier producto industrial.
Con este texto no busco evidenciar ni mucho menos poner en duda la generación de información, sólo hacer énfasis que es en el primer punto, justo en la captación, donde se debe priorizar la calidad y la responsabilidad social de sea cual sea el tema de interés del que se pretende investigar, así como invitar a todo aquel que está en sus manos tanto captar, como dirigir y analizar la manera en que se llevan a cabo estos procedimientos, pues nos compete por ser parte de la misma sociedad que se cuantifica juntos con sus tradiciones, cualidades, necesidades y más; que los datos sean reales, que representen y describan lo que es.
Termino no sin antes recordar que, como bien dice el Doctor Rafael Feito Alonso: “La ética profesional no es un añadido a la profesión, sino algo intrínseco a la misma, que la define, la dota de sentido y justifica su existencia y su valor. Sin ética profesional no habría profesión y no a la inversa”. (Feito, 2009, p. 129).
Adiós.
Bibliografía
Feito, G. L. (2009). Ética y enfermería. Madrid, España: San Pablo, Universidad Pontificia Comillas.