
DANIELA ALBARRÁN
¿Ubican esa escena instagrameable de una chica romantizando ese momento en la mañana donde contesta correos mientras toma café? Bueno, pues literalmente soy esa persona que alguna vez deseé ser. Todas las mañanas me levanto, llego a mi trabajo, reviso mi bandeja de entrada rogando porque no tenga ningún correo o ninguna junta mientras tomo café para medio despertar a una realidad que me sobrepasa.
Y es que sí, ésta es mi realidad en este momento: trabajo todo el día, aunado a eso estoy estudiando otra licenciatura (no sé por qué me hice eso) y llevo un diplomado y apenas si tengo tiempo para bañarme. Sacrifico horas de sueño para estudiar, leer o escribir porque estoy sobrepasada de actividades y lo confieso: deseo la vida de todos, menos la mía.
Sé que las RSS mienten, mi cabeza consciente me lo dice todo el tiempo, pero, por ejemplo, mi compañera de trabajo y yo siempre platicamos sobre la vida de una persona que conocemos en común, quien, desde nuestra perspectiva está desquehacerada y siempre que tenemos alguna crisis o problema en el trabajo (que es casi siempre) decimos: cómo quisiera ser fulanitadetal, para estar ahorita en mi casa, haciéndome wey y no tener que resolver este tema.
Y el problema es que soy hija de mi tiempo y soy sumamente influenciable. Quiero la vida de todas las personas que están en tiktok y lo voy a explicar con una escena de The Crown, cuando es el cumpleaños de la princesa Margarita y publican en una revista una foto de ella desnuda. La reina, su madre, la regaña, y le dice algo así como que ella debe ser el ejemplo de todas las mujeres de clase baja de Inglaterra. Todas las mujeres que trabajan (trabajamos) deben desear ser tú, porque tu juventud, tu belleza y tu dinero son el único consuelo que tienen después de haber estado trabajando todo el día en una fábrica (lo dice palabras más, palabras menos).
Uff, qué escena.
Pienso que los símbolos que representaban la monarquía (no quiero tener la discusión moral de si deben seguir o no, a mí no me interesa eso) son los mismos símbolos que representan hoy en día las RSS, y no me refiero a las personas que tienen miles de seguidores, sino a aquellas que están cerca de nuestro contexto, aquel o aquella amiga de la secundaria o de la preparatoria, que tiene una vida instagrameable. Suena ridículo, pero durante mis horas de trabajo, me pongo a ver fotografías de otras personas (cercanas a mí) para consolarme, para soportar el encierro que estar trabajando tantas horas, y no sé qué hacen, no sé cuáles son sus problemas, pero de pronto, quisiera estar ahí, en su lugar, contemplando otra vida: buscando más posibilidades. Ser otra persona, dejar de ser un día yo misma.
Y llego a esta línea de pensamiento, porque hoy más que nunca, pienso que la realidad no existe, que literalmente todos vivimos en una ficción que sobrepasa las pantallas. Hay veces que estoy tan cansada, mental y físicamente que quisiera ser Yeong-hye1 y llegar a ese momento de dejar de responsabilizarme de mi misma, volverme un vegetal, ser otra persona, dejar ser yo, tener un brote psicótico donde yo deje de ser yo sin de pronto darme cuenta.
No sé si sea un sentimiento colectivo, si quizá yo ya me estoy volviendo loca, si mi realidad esté tan sobrepasada que es lo que siento todo el tiempo. Pero en este desprendimiento de la personalidad (de la que estoy segura no soy la única) siento que el tiempo va demasiado deprisa, que no tengo tiempo para nada, ni siquiera para detenerme un momento y darme cuenta que estoy viva.
Y esto me parece importante que sea una discusión colectiva, porque yo al menos todos los días convivo con personas sobrepasadas, histéricas, con rupturas entre su cerebro y la propia realidad al punto que comienzan a decir insensateces (espero no llegar nunca a ese punto); y es que claro, ahora no solo tenemos que cargar con nuestra existencia, sino con la perfección de la existencia de los demás, y esa perfección, aparente y lleno de trends, es profundamente violenta; nos violenta a grados que se altera nuestra percepción de la realidad.
Así que sí, tengo 31 años y vengo a desinfluenciarte, quiero la vida de todxs, menos la mía.
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1La vegetariana de Han Kang.