DORALI ABARCA
La Chimera, dirigida por Alice Rohrwacher y estrenada en 2023, es un filme que no te dejará de sorprender, se adentra en la vida de un arqueólogo con un don especial para descubrir tesoros ocultos bajo tierra. Este don lo lleva, junto a sus cuates, a convertirse en ladrones de tumbas en un pequeño pueblo italiano.
La atmósfera que logra Rohrwacher es a la vez lúdica y auténtica, logrando una narrativa que, sin ser compleja, se despliega con una frescura que captura la esencia del pueblo italiano. La película es casi un tour guiado a través de la cultura local, reflejada en la arquitectura, las conversaciones, el vestuario y las costumbres que pintan un retrato vívido de la vida rural italiana.
La fotografía de La Chimera es, en sí misma, un personaje más dentro de la trama. Con un estilo juguetón pero deliberado, los planos son meticulosamente diseñados para ofrecer más que simples imágenes bonitas; cada toma tiene un propósito claro. Por ejemplo, las tomas de abajo hacia arriba sugieren la constante conexión con la tierra, un tema central en la narrativa, que refleja la relación de los personajes con el mundo subterráneo al que se dedican. Las escenas en cámara rápida no son sólo un recurso estilístico, sino que aportan dinamismo a la historia, destacando momentos clave y añadiendo un tono ligero y casi cómico que equilibra la gravedad de su tema central.
El soundtrack, por su parte, es una mezcla ecléctica que juega con los contrastes. Desde piezas clásicas que evocan la tradición y el peso del pasado, hasta un progresivo italiano que, aunque en algunos momentos parece sacarnos de la narrativa, finalmente nos devuelve con fuerza a la historia, creando un ambiente sonoro tan impredecible como la propia trama.
En un nivel más profundo, La Chimera también es una protesta sutil, pero poderosa. La película nos recuerda, a través de su retrato de los ladrones de tumbas, la controversia que rodea el robo de antigüedades y la compleja relación entre la cultura, la historia, y la propiedad. Esta crítica se refuerza con la inclusión de la canción del barco, una pieza que resuena con la pérdida y el anhelo, encapsulando el sentimiento de algo valioso que se está desvaneciendo.
Alice Rohrwacher ha creado una obra que, a pesar de su ligereza aparente, invita a una reflexión profunda sobre la relación entre el hombre, la tierra, y el pasado, todo ello envuelto en la vibrante cultura de un pueblo italiano.