Tres poemas de Yess Hurtado

Después de aquel beso
vino la fiebre.
Los hilos de nuestra saliva
iban tejiendo la venda
que dejó ciega a mi razón.
¿Virus o bacteria?
Me hicieron huésped de este mal
que me aqueja,
que me hace delirar,
luces perfecto.
¿Parásito u hongo?
Se aloja en el corazón
que riega la sangre infectada
por todo el cuerpo.
Espasmos,
dolor,
sudor,
taquicardia,
disnea cuando no estás.
Alucinaciones febriles
por el aumento de temperatura
cuando te acercas,
cuando nuestros cuerpos
se fusionan.
Males necesarios para hacernos vivir.
Después de la calentura
llega el pequeño instante de lucidez,
tú no existes
yo te inventé para poder amarte.

Yo soy
Esta que ves no soy yo.
La luz me obliga a usar la máscara
de lo cotidiano.
Espero la noche para ser libre
y abandonar este cuerpo prestado.
Soy la mujer con alas de cuervo,
la que vuela bajo la luz de la luna llena,
brinca por los montes,
trepa las nubes,
pisa la lumbre.
Soy la mujer con ojos de gato,
la que aúlla si es necesario,
se esconde entre los árboles
y habla con los sapos.
Soy la mujer sirena,
la que baila con las olas,
cabalga delfines,
besa los peces,
hipnotiza y luego mata.
Soy la mujer que se arrastra
junto a su hermana serpiente,
la que llega a las entrañas de la tierra,
muda de piel sin perder su esencia
y vuelve desde la sombra
cuando las uñas del sol rasgan
las cortinas de esta habitación.

Feral
He renunciado a ser de barro,
seré de viento y fuego.
No me llamarán Santa
pero sí Bendita y Diosa.
Como oveja negra
buscaré siempre llevar la contra.
Nunca viviré en jaulas de oro
y volaré por los cielos.
Daré de beber al sediento
el vino fermentado de mis uvas dulces
cuando su dedo toque el timbre de mi puerta.
No conozco mesura
mi instinto es brújula.
Quiero devorar,
lamer la sangre de mi presa,
tragar su carne,
morderle el alma,
acabar con todo lo que de humano tenga.
De mis huesos carcomidos
por gusanos del deseo
brotarán flores,
hijas de mi hambre
por el efímero momento de morir un instante.