PERLA YANET ROSALES MEDINA
Durante los últimos días he sostenido conversaciones relativas al daño ambiental, desde la cantidad de dióxido de carbono que generan las empresas cementeras hasta el daño que genera la contaminación del aire en la producción de espermatozoides en los hombres.
Enterarme de este par de datos que ignoraba me llevó a la necesidad de transmitir la información, pero desde un ángulo diferente, y es que ya hace un par de años que nos vienen diciendo que ahora nosotros somos la generación de los microplásticos, al igual que nuestros antepasados fueron la generación de cualquier otro desecho peligroso.
Entonces pienso: ¿cómo hablar del cambio climático de manera que no me haga pensar en que desde que tengo memoria me han dicho que el agua se va a terminar, y que esa misma historia (que claramente es una realidad) se la han dicho a todos los niños, que hoy ya son adultos, y que se los han dicho tanto que apenas y lo creen o que cada vez les interesa menos, tener esa preocupación?
Y en este pensar en una estructura clara con la que cualquiera pueda empatizar, recuerdo que acabo de leer Entre los rotos de Alaíde Ventura como el libro mensual del ‘book club’ y que su propuesta narrativa funciona para comunicar hechos que son importantes y transcendentes de manera acertiva. Algo que me encantó de su narrativa es como resignifica los conceptos a partir de sus vivencias, dando al lector nuevas significaciones que lo llevan a un mundo emocional y cognitivo fuera de lo habitual.
Con el permiso de Alaíde, me propongo tomar un poco de su estilo y escribir una lista:
Contaminación: Suceso que ocurre desde que tengo memoria. Palabra que habla del agua, del aire, de las plantas, de los animales y todo ser viviente. Una guerra contra la que estamos y que somos quienes la provocamos.
Cambio climático: que haga demasiado calor, que cada vez rebasemos la brecha anterior. Romper récords de temperatura cada año. Sequía. Pérdida de cosechas. Un campo muerto. Una ciudad con un cielo gris.
Cementeras: una tonelada de cemento, una tonelada de dióxido de carbono. Compromiso de neutralizar sus emisiones para el 2050.
Contaminación del aire: enfermedades respiratorias, enfermedades cardiovasculares, problemas de fertilidad.
Esta forma de asociación de una palabra con alguna situación en específico está claramente influenciada por mi última lectura, y me he permitido decirlo, a pesar de que de muchas bocas he escuchado que no debemos por encima de nada, imitar un estilo de escritura o vernos influenciados por los textos que leemos, por una razón, creo que hemos normalizado la contaminación de la misma forma que normalizamos la violencia, los problemas económicos, la mala calidad de vida a la que tenemos acceso, la disfuncionalidad en las familias, las cargas emocionales que nos trae la vida adulta, todo lo que deberíamos combatir o luchar porque sea mejor, lo hemos normalizado. Es entonces que encuentro en esta forma de escritura algo que mejora la transmisión de las ideas.
En conclusión, considero contundente el estilo de Alaíde para llevar a cabo una reflexión sobre la contaminación, el cambio climático y la urgencia de tomar medidas de acción. Su estilo de asociar palabras con situaciones específicas me lleva a adoptar una forma similar para comunicar la gravedad de nuestra relación con el medio ambiente.
Así como hemos normalizado tantos aspectos negativos de la vida, hemos también normalizado la degradación del planeta. Pero al adoptar una perspectiva diferente, podemos despertar la conciencia colectiva y recordar que no sólo somos testigos de la destrucción, sino también participantes. La lista anterior, que podría seguir creciendo, es un recordatorio de nuestra responsabilidad y de las consecuencias inminentes si no actuamos.
Finalmente, la escritura no sólo es una herramienta para transmitir información, sino también una forma de cambiar la narrativa. Al igual que Alaíde Ventura resignifica conceptos a través de sus vivencias, podemos cambiar nuestra relación con el medio ambiente, dejando de normalizar la destrucción para construir un nuevo arquetipo de respeto y cuidado.