Texto y foto: MIRIAM SERRANO
TELOLOAPAN, GUERRERO. La experiencia de ingresar a una mina que se encuentra a poco menos de un kilómetro de profundidad, es única, sobre todo cuando se trata de conocer desde el corazón de la tierra cómo es que ésta se aprovecha para la extracción de mineral.
La empresa minera Capela, que pertenece a Grupo Peñoles está ubicada en la comunidad de Tehuixtla que cuenta aproximadamente mil habitantes y, aunque tiene varios años de haber iniciado exploraciones e infraestructura, fue hasta 2020 cuando arrancó operaciones para producir zinc, cobre y plomo; la meta mensual es de 2 mil 200 toneladas de cobre, 900 de plomo y 5 mil de Zinc.
La labor minera no es sencilla, se debe tener buena condición, pero sobre todo saber adaptarse al calor que surge en el interior de la mina debido a la humedad de la zona, los horarios son de 10 horas, el primer turno inicia labores a las 7 de la mañana y sale a las 5 de la tarde, mientras que el segundo arranca a las 7 de la tarde para salir a las 5 de la mañana.
Estos trabajadores deben recorrer hasta seis kilómetros al interior de la mina para llegar al punto más alejado y, por supuesto, se van quedando en diversos centros de reunión con base en las actividades que les corresponde, como barrenar la tierra, es decir, prepararla para las detonaciones que permiten deshacer las rocas que serán cargadas en los camiones correspondientes para, una vez en la superficie, trasladarlos a la planta de beneficio y extraer los minerales.
En tanto, otros atienden el taller en el que se diagnostica las fallas de los vehículos al interior de la mina para evitar tiempos muertos, por lo que una vez encontrada la falla, ésta se repara.
Luz, es una joven de 26 años que tiene más de dos operando una máquina llamada Simba que es para perforación de barrenos largos; gracias a su dedicación y esfuerzo, actualmente cuenta con un aprendiz, por lo que entre ambos hacen la pesada labor.
Y qué decir de los refugios ante una contingencia, este complejo cuenta con cinco de éstos, tres de ellos móviles, diseñados para albergar desde 20 hasta 70 personas, mismos que están acondicionados para que la estancia de los trabajadores sea lo más cómoda posible, cuentan con comida y agua especial, mismas que sacian el hambre y la sed, al tiempo que evita que las necesidades fisiológicas hagan lo propio.
Esta empresa es una de las que cuenta con todas las medidas de seguridad personal, antes de ingresar a la profundidad de la tierra te dotan de un overol, botas especiales, un rescatador (para respirar en caso de incendio), lentes, guantes y una lámpara que va incrustada en el casco y que muestra en un equipo especial tu ubicación exacta al interior de la mina, para que, ante cualquier contingencia, puedan encontrarte rápidamente.
Otro rubro de trascendencia es la apertura a la contratación de mujeres, muchas de ellas de las comunidades aledañas a la empresa, mujeres que, por la propia idiosincrasia del lugar, donde predomina el machismo, han roto el estereotipo y hoy por hoy conducen pesadas unidades, resultando un éxito, pues suelen ser más cuidadosas organizadas y quienes tienen menos incidentes al interior de mina.
Actualmente, la unidad minera cuenta con mil 100 trabajadores 500 de ellos sindicalizados, de todos ellos, el 20 por ciento corresponde al sexo femenino, quienes tienen áreas especiales para su aseo y atención personal, incluso están por inaugurar un área para lactancia.
Finalmente, la atención que se brinda hacia las comunidades es fundamental para la sana convivencia con el ambiente en varios rubros como la capacitación constante, la dotación de infraestructura de primera necesidad y la preparación de niños y jóvenes que en un futuro podrían ser parte de la plantilla laboral de Capela.