DAVID CASTAÑEDA ÁLVAREZ
Viajé a través de toda la noche
y encontré a aquel dios encerrado en un cubo
controlando el universo,
un giro de la mano al rubik
y transforma la sustancia:
yo no era yo ni tú eras tú
como en los sueños.
Las piezas de una ciudad vertical
sobre otra ciudad horizontal.
Y estaba yo en cada fragmento
siendo el mismo y diferente.
No dije nada al acercarme,
casi no respiré para observarlo
y el dios decidió crearme dos veces.
Y estaba yo caído y con sed
en medio de los adoquines.
Había sol pero no tenía sombra.
Volví de esa noche destruido y más iluminado.