Gibrán Alvarado
El ser humano siempre quiere poseerlo todo, siempre busca tener la capacidad de dominar su entorno y el más allá, eso que sale de sus manos. A lo largo de las tres entregas anteriores sobre los monstruos de Universal Studios es evidente que las obras literarias adaptadas seguían preceptos claros sobre la relación que creamos con elementos que sobrepasan nuestro entendimiento y que nos llaman a indagar en ellas, teniendo en cuenta que a lo largo de la historia nos siguen inquietando las mismas preguntas.
De este modo, El fantasma de la ópera (1925), Drácula (1931), Frankenstein (1931) son un muestrario de lo que denominamos “monstruo”, el ser que presenta anomalías o desviaciones respecto a su especie. Entonces, salirse de lo establecido lleva a un camino que no es el indicado por los preceptos de normalidad establecidos en determinado entorno, ¿cómo llegar hasta ese sitio que nos presenta la disyuntiva? En los filmes comentados se dan varias posibilidades, pero quizá la ciencia y el ansia de poder son las más evidentes, las cuales también son pieza central de la última película de esta serie.
El hombre invisible (1933), dirigida por James Whale, sigue los pasos de Jack Griffin, quien, al igual que el Dr. Frankenstein, realiza experimentos a solas y no sigue los consejos de su mentor, se aleja y no le importa dejar a su amada porque la ciencia está por encima de todo. En este caso, consigue ser invisible pero no sólo se destaca la falta de cuerpo, también, por culpa de una de las sustancias ingeridas, pierde el seso, se transforma en un ser malévolo que lo único que quiere poseer es el poder de dominio, la “locura” se apodera de él y esto lo lleva a asesinar a quien pretenda intervenir en su proceder.
¿Qué es lo que busca? Vender su descubrimiento a las naciones, poseer y dominar los secretos de los demás, tener la información que desee, no habrá nadie que lo detenga, ni Flora, la mujer amada. Después de cometer sus primeros asesinatos, la policía, con ayuda de la población, emprende una variedad de métodos para intentar detener al hombre invisible, la sociedad se une ante el individuo, la colectividad es la vía para detener al loco solitario que busca obtener el poder. El filme cierra con la muerte del hombre invisible, quien postrado en la cama del hospital, poco a poco, recobra su cuerpo, aparece en el lecho de muerte, lo cual demuestra que el hombre sigue siendo incapaz de dominar ni engañar a la naturaleza.
Los monstruos de Universal Studios, al igual que los libros que retoman, proporcionan un camino para identificar los objetivos frustrados de la humanidad, estas representaciones artísticas son una llamada de atención para que comprendamos las limitaciones que tenemos ante la inmensidad, ante lo desconocido.