SARA ANDRADE
El Internet es tan grande y vasto y misterioso que seguramente hay una esquina dedicada a esa pequeña cosa que tú una vez pensaste de manera muy casual, olvidándola inmediatamente. Hay comunidades enfocadas a cualquier tontería: a los detergentes para las lavadoras, a los termos, al lost media, a los furbies, a los errores en los mosaicos de los baños. Siempre hay espacio para un nicho y siempre habrá alguien para hacerte segunda en ese agujerito en el suelo, ratones de la modernidad. En el tiempo de la hiperatomización de la humanidad parece que, en realidad, nunca estamos solos y que todos nuestros pensamientos más insoldables ya han sido pronunciados en un subreddit.
Hay una página bastante sospechosa que se llama Library of Babel, en la que supuestamente, todo ha sido escrito ya. La premisa que es una página fractálica que contiene rodas las combinaciones posibles de 1.312.000 caracteres, incluidas las minúsculas, el espacio, la coma y el punto, por lo que en alguna de sus esquinas alguien podría encontrar Hamlet de Shakespeare escrito por completo o algún suceso de tu futuro perfectamente descrito porque todo ha sido dicho ya. Es una página demasiado buena para ser verdad. Es interesante buscar cosas como “comeré pizza el veintiocho de enero de dos mil veinticuatro” y encontrarlo escrito en una página de la biblioteca, pero luego descubrir que todas las palabras alrededor de esa oración están formadas en un perfecto inglés y te queda la duda en si lo generaron solamente para que te sintieras especial o realmente un programa de computadora escribió todas las cosas posibles.
Somos más susceptibles al engaño que a la trabajo de la verdad, así que yo me decanto porque todo ese proyecto es un espejismo. Y no es que esté mal o sea menos interesante por eso. Creo que la idea de que queremos estar representados entre las entrañas de un algoritmo es algo que nos ha persistido a través de los años. El buscar nuestro nombre en la Library of Babel es idéntico a escribir “Aquí estuve yo” en la roca ceniza del Coliseo Romano.
Últimamente, en redes sociales me ha aparecido esta estética que es sobre “no tener estética” o sobre “ser tú mismo y sin orden”. Algunos le llaman “messcore” (desastre) o “realcore” o “corecore”. La estética de la estética. El “core” (que significa centro) funcionando como un modificador para describir un tipo de estética. La comunidad que se supone que nos representabe (cottagecore, normcore) se ha disuelto en su partícula más pequeña: tú. O yo. El tú-core, el yo-core. Ahora para estar a la moda ya no es suficiente vestirte como lechera en una pradera verde o usar los pantalones más anchos del año 2000. Ahora necesitas ser indudablemente tú mismo, como si estuvieras leyendo tu nombre entero en una ensalada de letras sin orden. Tú ahí, en la cacofonía apoteósica del siglo XXI, con tus bolsillos llenos de basura, el cabello revuelto y el ceño fruncido. La lección es esa, entonces: eres irrepetible en tu ordinariez.