
Fotografías: Ayuntamiento de Fresnillo
REDACCIÓN
FRESNILLO.- En el corazón del teatro José González Echeverría, la palabra fue celebrada como forma de resistencia y belleza. El poeta michoacano José Agustín Aguilar Solórzano recibió el Tercer Premio Nacional de Poesía Luis G. Ledesma por su obra Toda esta divertida basura que desaparecerá, un poemario que cruza los caminos del arte y la ciencia con una voz ágil, dialogante y lúcida.
La ceremonia, organizada por el Ayuntamiento de Fresnillo y el Instituto Municipal de Cultura, marcó el cierre del Festival Nacional de Poesía en su tercera edición. El evento reunió a escritores, talleristas, músicos y lectores de distintas regiones del país, en una fiesta de la palabra que consolidó a Fresnillo como un punto de encuentro literario.
Durante la premiación, Rubén Ríos Huerta, secretario del Ayuntamiento, celebró la reactivación del festival y reiteró el compromiso del gobierno local con la cultura como una política pública de prevención de la violencia. “La poesía, más que un arte, es una herramienta de transformación”, afirmó, destacando su capacidad para devolvernos el derecho a sentir, expresar y compartir belleza.
El autor galardonado agradeció a las instituciones convocantes y subrayó la importancia de sacar la literatura del libro y llevarla al mundo. Más allá de la lectura íntima, Aguilar Solórzano propuso una literatura en movimiento, viva y presente en el espacio público.
El reconocimiento incluyó el galardón Cucurrucucú, un diploma y un estímulo económico de 50 mil pesos, entregados por el propio secretario de gobierno. La obra fue seleccionada entre medio centenar de trabajos por un jurado integrado por los poetas Antonio Reyes Cortés, Juan José Macías y Juan Manuel Bonilla Soto, este último encargado de leer el acta durante la ceremonia.
Por su parte, Alfredo Castellanos, director del Instituto Municipal de Cultura, agradeció a quienes hicieron posible el festival, resaltando que el encuentro permitió que las voces poéticas recorrieran el país y resonaran en Fresnillo.
Con esta edición, el Premio Luis G. Ledesma se consolida como una plataforma de impulso para las nuevas voces de la poesía contemporánea en México y como un recordatorio de que, incluso entre escombros y basura, puede florecer la belleza.