Israel Sierra
Generación de cristal es un adjetivo calificativo que se ha usado para hablar de una “generación” que “se quiebra ante cualquier crítica” o “cualquier circunstancia que a otras generaciones les ha parecido de lo más normal, natural o lo que sea”. Sin embargo, habría que preguntarse si esas “generaciones de hierro” en su vida, en ese lapso del paso, jamás protestaron.
Los llamados boomers jamás tuvieron la extensión que hoy tienen los millennials y los que le siguen. Uno puede escuchar, por ejemplo, la canción de La Maldita Vecindad y Los Hijos del Quinto Patio. Aquella donde el padre se queja del hijo, sobre su conducta y su forma de ser. Su atuendo, su música, etc. Las generaciones siempre vienen acompañadas de nuevas características que chocan con lo “viejo”. La cultura se desarrolla, se amplía y, con estas nuevas formas de comunicación, es muy fácil dar las opiniones que, con anterioridad, no se daban. ¿Alguien podría llamar a los del pasado “generación de cristal” por no tolerar lo que en sus tiempos debía ser aceptado? Por ejemplo, si alguien escudriña en la historia del rock mexicano podría bien dar con los sucesos del festival de Avándaro. Sucesos que en el año de 1971 escandalizaron a todo México. Y esos rockeros se escandalizan ahora del reggaetón.
En sus tiempos, esos rockeros y rockeras jamás pensaron en que hacían mal, querían fumar hierba, meterse otras sustancias, disfrutar su sexualidad o simplemente sentirse libres con su música, su estética… su subcultura. Y se enfrentaron a la autoridad de sus padres. A la sociedad le protestaron. Y es que los periódicos de aquellos tiempos lanzaban títulos sobre lo ocurrido en Avándaro como: “ofrecen música y venden droga; libertinaje en Avándaro” (Sol de México). Otros más sensacionalistas: “el infierno en Avándaro, enceramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre, muerte” (La alarma). ¿Algún parecido con lo que se habla con lo que ocurre con el género de reggaetón?
Esto no es para hablar o defender al género musical del “perreo”, sino para señalar que en muchos aspectos de la historia de la humanidad se han enfrentado. La moralidad. ¿El bien? ¿El mal? ¿Lo correcto o lo incorrecto? ¿La cultura? ¿Qué es, qué no es cultura?
Quizá la primera generación de cristal registrada en este lado del planeta podría pensarse en los españoles al escandalizarse por las formas y costumbres de los mexicas o mayas. O los mexicas y mayas, que no quisieron ser sometidos a la autoridad de los españoles. O, incluso, los nómadas del norte que no se dejaban dominar ante los “civilizados” y que a pesar de tener una cultura diferente la tenían y resistieron aún después de la conquista.
Cosa que nos llevaría a la “cultura de la cancelación” por esa “generación de cristal”. La cual ha sido hasta comparada con quema de brujas, o como cuando los nazis quemaron literatura judía. Y, sin embargo, en el pasado se hicieron muchas acciones igual en la medida que eran atacadas las personas. Y que, sostengo, son producto de los tiempos enfrentándose. Quizá se deba echarle un vistazo a Nietzsche, que a través del libro de Francesco Alberoni descubrí, sobre cómo los valores morales tienden a enfrentarse. Y suelen ser de forma violenta. Las razones del bien y del mal, Alberoni cita a Nietzsche, es la genealogía de la moral. Y no es que sea un seguidor de Nietzsche. Sino que podríamos al menos entender que en todas las generaciones que han existido ha habido ciertas rebeldías, ciertas circunstancias que deben ser observadas, según los tiempos.
Historia, filosofía, antropología e incluso la pedagogía están muy inmiscuidas en los desarrollos de las culturas. Y que ahora, gracias a los intercambios grandes de la cultura que se dan, y que se genera una forma de asimilación, la gente se encuentra en diferentes subculturas. Y, sin embargo, la cultura como tal prevalece. O se da un giro gracias a esas aculturaciones. Pues pilares como la lengua, el espacio geográfico, la comida, tradiciones, siguen inundando a las personas y su entidad. Haciendo prototipos de ciertas características muy similares entre sí, lo que les da, aún después de ser un “punk”, “Otaku”, “got”, “skate”, etc., lo hace ser una “nueva” versión del desarrollo de su cultura.
El mexicano no siempre ha sido lo que es. Y esto se debe a “generaciones de cristal” que lo trataron de romper todo. Ya que se dieron cuenta que tenían una fragilidad en lo que creían cierto y que de un modo o de otro lo trataron de cambiar, pero al final esos pilares reales de la cultura no pudieron ni siquiera arañarlos.
¿Qué queremos cambiar y por qué? ¿Es necesario? El cambio es la revolución. Lo otro puede tomarse como reacción o conservador. La generación de cristal es el antagonismo de una generación que tiene miedo, de lo nuevo. Una generación que tiene miedo a una caverna a la que se metió, cuando creyó que había salido.