Diego Varela de León
Tal como lo hemos asentado en diferentes esbozos, el tema de la prevención no es sólo una cuestión que obedezca a las instituciones, sino que esta prevención se extiende a todas y todos los miembros de una sociedad, porque la prevención inicia por mí, por ti, la prevención la hacemos todos, y nos debe de quedar más que claro que nuestros entornos no cambiaran por si solos, para lo cual debemos actuar ante la escalada de violencia que no es privativa sólo de nuestra entidad, sino de todo el mundo, por lo cual es nuestro deber hacer todo lo necesario para construir una mejor sociedad y deberemos modificar nuestros estilos de vida que generen violencia e inseguridad.
Sabemos que no es cosa sencilla, pero tampoco imposible y mucho de nuestro poder radica primero en la voluntad para generar vínculos solidarios y tejer redes sociales positivas y en segundo lugar tener la capacidad de hacerlo mediante una participación conjunta, que nos lleve a una verdadera seguridad ciudadana, ya que este concepto de seguridad ciudadana pone en el centro de su definición a las personas y desde la perspectiva de las Naciones Unidas es considerada como un requisito para el desarrollo humano, entendida como un bien público y sí con la responsabilidad del Estado de proveer las herramientas necesarias para ello, pero también con la participación ineludible de los diferentes actores y sectores sociales, para que entre todos podamos colaborar en la coproducción de una seguridad ciudadana que todas y todos anhelamos para nuestras comunidades.
Y es desde lo local donde será más plausible realizarlo, pues nuestra historia nos da puntual reseña de la importancia que ésta reviste y desde lo local refiriéndome a nuestros municipios que, de acuerdo al plexo normativo, el articulo 115 reza que el municipio libre será la base de la división territorial y de la organización política y administrativa de los estados, y es bien sabido en la historia de nuestra nación que nos da luces al respecto, donde los municipios han jugado un papel fundamental, que tan sólo por citar una mínima semblanza de ciertos pasajes en el siglo XIX mientras el país se debatía entre distintos proyectos políticos, los gobiernos municipales continuaron realizando sus tareas cotidianas y gobernando los pueblos y ciudades, igualmente proveyeron de recursos para las batallas que se libraban en nuestra patria, e igualmente contribuyeron en instrumentar las leyes de reforma; avanzado el tiempo en la primera mitad del siglo XX y luego de la Revolución mexicana, los municipios contribuyeron a la estabilidad política nacional evitando que los conflictos regionales escalaran a otro nivel. También es loable asentar que hacia finales del siglo XX los municipios fueron el escenario de los primeros procesos de alternancia política en el país y, finalmente, las reformas internacionales que condujeron al gobierno nacional a reducir su esfera de actuación y los municipios fueron haciéndose cargo de cada vez más atribuciones.
Entonces, pues, es y será desde lo local donde se pueden construir mejores escenarios que surjan como buenas prácticas municipales y puedan permear en la población y desde lo micro se pueda reflejar en lo macro de nuestros estados y, por supuesto, nuestra nación, y es el caso Guadalupe, Zacatecas, municipio que nos ocupa, el cual sin duda desde hace un par de años ha dado muestra de esos cambios que desde lo local se pueden realizar en la construcción de una mejor sociedad, y como ejemplo evocamos las buenas prácticas municipales que en el 2021 fuera reconocido por el tema de la mejor ciudad iluminada, igualmente repitió con el mismo premio de buenas prácticas municipales emitido por el INAFED en el 2022 con otra buena instrumentación e implementación relacionado a los procesos de atención integral ante un tema por demás de relevancia como lo es el de violencia familiar y de género, y por supuesto que este 2023 no fue la excepción en la implementación de otra buena práctica, como lo es la elaboración e implementación del Atlas Municipal de Discapacidad, lo anterior nos da muestra de que es en el seno del municipio donde deben de sembrarse, cultivarse y cosecharse todas las buenas prácticas de una sociedad y que éstas la lleven a mejores estadios en la construcción de entornos de paz y armonía social.