ISIS ABIB AGUILAR SÁNCHEZ
Duérmete, mi niña, duérmete, bebé, porque viene el coco y te comerá. Era una canción de cuna que más que asustarme me daba mucha risa, nunca entendí el miedo al coco, o tal vez mi imaginación era tan corta que sólo me imaginaba la fruta y me parecía absurdo que eso pudiera hacerme daño. Si no te comportas te voy a dar con el señor del costal. Esa frase sí me daba miedo. Por ahí dicen que la gente viva da más miedo que cualquier criatura ficticia. No sabía quién era ese señor, pero no quería irme con él. Ahora sé que se hacía referencia al oficio del ropavejero, un hombre que compraba y revendía ropa y baratijas usadas. ¿Qué habrá sido de él? Encontré en una crónica de El Universal escrita por Miguel Ángel Garnica lo siguiente:
“Antes éramos únicos. Pude haber sido dueño de esta cuadra, ya no trabajar y cobrar a los que se ponen, pero no preví el futuro”, advierte Juan mientras recuerda que en los años 70 si la ropa tardaba 20 minutos en venderse, era mucho. Había veces que salía a gritar dos veces al día.
Ahora el ropavejero ha sido sustituido por la ropa de paca, por montañas de ropa que se venden a precios mínimos. Alguna vez platicando con mis amigos uno nos contó que a él lo amenazaban con venderlo al fierro viejo por un peso. Eso también da mucho miedo. Ahora, ¿se imaginan acusar a las infancias con venderlos a Shein por un dólar sino se comportan? Aunque no nos alejamos de esta distopía, hace un par de meses me encontraba comiendo en un restaurante de comida rápida y escuché que una mamá amenazó a su hijo con subirlo a las redes sociales sino se comportaba, la mamá sacó la cámara y el niño comenzó a comportarse. Me quedé asombrada de cómo han sido reemplazados los monstruos en el capitalismo contemporáneo.
Antes de que existieran medios digitales de comunicación quien se encargaba de que la ciudadanía se mantuviera actualizada de las noticias, productos y publicidad eran los pregoneros, dependiendo de la época a la que se haga referencia los podríamos asociar leyendo a gritos un pergamino, tocando una campana, o con un megáfono en la mano. En Zacatecas el pregonero más famoso era conocido como Rufis Taylor, se destacaba por anunciar en un altavoz la cartelera de los cines locales a bordo de su Datsun blanco. Al quebrar poco a poco cada uno de los cines locales y no poder hacer competencia frente a las grandes cadenas de cine y consolidar el sistema de radio zacatecano, Rufis Taylor tuvo que retirarse. Me pregunto si a los niños y niñas milenial zacatecanos les causaba miedo que Rufis Taylor los fuera a exhibir por hacer berrinche.
Además del ropavejero y pregonero ¿cuál otro oficio que ya no existe pudo funcionar para generarles miedo a las infancias? Al hacer una breve búsqueda de oficios que están extintos encontré el cazador de ratas, alrededor de finales del siglo XIX y principios del XX era popular que en las grandes ciudades se contrataba a personas para matar masivamente a estos animales. Personalmente si se me hubieran amenazado con entregarme con un cazador de ratas si no me portaba bien creo que me hubiera replanteado mi comportamiento. No se si era tan horrible a como suena, no sé que tan bien o mal pagado era el oficio ¿los cazadores de ratas habrán tenido seguro social? Pero sí puedo garantizar que había mucha estigmatización de este oficio, incluso DC Comics no tardó en crear un villano con este perfil.
Sé que muchas personas de mi edad que cursaron la primaria en un jardín de niños de la ciudad dirán que era común llevar en la lonchera algún producto como Danonino o Yakult. No fue mi caso, porque en donde yo vivía no llegaban estos productos. Pero sí recuerdo que cada miércoles pasaba el lechero y me dejaba subir en su carreta, él le preguntaba a mi mamá que por cuantos litros me cambiaba. La verdad es que no me asustaba, pensaba que probablemente ese hombre era tan bueno que hasta las vacas le regalaban su leche. Es el único lechero que he conocido.
Los ropavejeros, hojalateros, pregoneros, cazadores de ratas y lecheros son oficios que ya no existen, o que al menos no son iguales de populares como lo fueron. Las dinámicas sociales han cambiado mucho, los mercados laborales son muy acelerados, tan sólo habría que mencionar que el Foro Económico Mundial ha pronosticado que para 2027 se eliminarán alrededor de 14 millones de empleos. Esto cada vez es más evidente debido a la automatización y la inteligencia artificial, cada vez hay más maquinas en servicio al cliente. Los cajeros, banqueros, secretarías, guías de turistas, incluso baristas y un largo etcétera han sido reemplazados. Ya no me da miedo que me lleve el coco o el señor del costal o que me vendan por un peso al fierro viejo, pero sí me da miedo que mi profesión desaparezca.