Fotografía: Alejandro Ortega Neri
Hay una fosa común en las manos de los asesinos
Es una cicatriz que crece, apesta
Como son miserables bestias
No notarán que pasa en sus manos.
4
Mi padre me negó
En las fiestas familiares
En una casa en donde comer es un milagro
Un escritor es como un cáncer
Los poetas no sirven para nada
7
Los gatos saltan
José de Jesús rasura al surrealismo
André Breton tiene el hígado inflamado
Pero ama tanto su bella voz
Las mujeres prefieren los poemas cursis
Embriagamos los coños
No hay tiempo todo ya fue escrito
Este poema no podría ser la marea
Ni salvaría a nadie
A mi abuela no le gustan las papas francesas
Si José de Jesús de niño hubiera decidido ser
Futbolista
No existirían los poemas en esta ciudad
Que entristece cada vez que te marchas
VII
Tal vez la Cecilia que habita
Mi memoria no existe
Y es otra mujer
Cuestionando a los espejos
O es ella dejando los recuerdos
Y su pantalón de mezclilla
Pero su contestadora ha envejecido tanto
Que guarda su voz en años
7
Cuerpo desamparado al dolor
Cuerpo habitado por el calor de la madrugada
Cuerpos con las sondas
Cuerpo devastado por el medicamento
Cuerpo acechado por la muerte
Cuerpo que adelgaza brutalmente.
RESISTE
Aférrate a lo cotidiano
Cuerpo que habita la luz tenue de este hospital
Ten piedad de mi mente.
8
Cuando el cuerpo muera
¿el alma tendrá el recuerdo
De la ciudad que habito,
De las mujeres que trascurrieron el corazón,
De la genética que construyó el cuerpo?
¿Recordará el dolor de los dedos,
De la mala visión?
¿Recordará el idioma que nos permitió
Comunicarnos con los lugares comunes?
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La selección de poesía y gráfica fue realizada por el poeta Alberto Avendaño.