ISVI RUBÉN ESPARZA GARCÍA
“Para saber si en el futuro
podremos viajar en el tiempo
solo tendríamos que encontrarnos
a los viajeros que hoy nos visitan”
Stephen Hawking
Viajar en el tiempo es un concepto fascinante en la física teórica y ampliamente explorado por la ciencia ficción. El tema nos cautiva por muchas razones, por una parte, nos permite satisfacer nuestra curiosidad histórica y futurista, brindándonos la oportunidad de explorar épocas pasadas y realidades alternas; por otro lado, nos brinda la ilusión de poder corregir errores y tomar decisiones diferentes para tener un mejor futuro.
La ciencia ficción fomenta imaginación y creatividad, desafiándonos a pensar más allá de los límites convencionales. Las historias de viajes en el tiempo suelen estar cargadas de emociones, aventuras y reencuentros conmovedores con seres queridos, además de la posibilidad de presenciar momentos históricos importantes y el desafío de encontrar a nuestro propio “yo” en diferentes etapas de la vida.
Aquellos apasionados de la ciencia ficción y los viajes en el tiempo, sin duda sabrán que existen películas de culto y series de televisión importantes. Las infaltables son: las sagas de Volver al Futuro, Terminator, 12 Monos, Interestelar, Doctor Who, Dark o incluso animes como: Steins Gate y La chica que saltaba a través del tiempo. Para quienes no gusten de la pantalla azul, y prefieran pasar sus ojos por el papel, existen libros como: La máquina del tiempo, Timeline y La mujer del viajero del tiempo.
Máquina del Tiempo
Construir una máquina para viajar en el tiempo en la actualidad es imposible, primero hay que sortear las restricciones físicas impuestas por la teoría de la relatividad, comprobar la existencia de los agujeros de gusano y la manipulación de estos para saber cómo usarlos y así poder llegar justamente al instante que a donde queremos. Además, los científicos tendrán que acoplar las teorías basadas en ecuaciones matemáticas a tecnología funcional.
La cuestión energética es desalentadora, mantener un agujero de gusano abierto o alcanzar velocidades cercanas a la de la luz, requerirían cantidades enormes de energía. Por ejemplo, se estima que necesitaríamos una cantidad de energía comparable a la de toda la materia del universo para mantener un agujero de gusano estable, las cuentas simplemente no dan. Por lo pronto y a menos que nos topemos con un viajero del tiempo, debemos considerar que tanto máquinas del tiempo, como viajeros del mismo simplemente no existen.
Fiesta para viajeros en el tiempo
El 28 de junio de 2009, uno de los científicos más brillantes y conocidos de la actualidad, Stephen Hawking, decidió realizar un experimento fuera de lo común para demostrar que no existen los viajeros del tiempo. Con un toque de humor y una gran dosis de ingenio, Hawking organizó una fiesta con una idea sencilla y muy inteligente. Preparó todo con cuidado: decoró la sala de la Universidad de Cambridge con globos coloridos, puso una mesa con comida, bebida, y champán y se sentó a esperar a los invitados. Pasó todo el día.
El 29 de junio de 2009, Hawking envió las invitaciones y publicó los siguientes detalles:
Fecha: 28 de junio de 2009
Lugar: Gonville and Caius College, Universidad de Cambridge
Coordenadas: 52° 12’ 21” N, 0° 7’ 4.7”
Hora: 12:00 GMT
Sí, a nadie le dijo sobre la fiesta hasta el día siguiente. La lógica detrás de esto era simple y a la vez fascinante: si los viajes en el tiempo fueran posibles, alguien del futuro podría recibir la invitación y viajar de regreso en el tiempo para asistir a la fiesta por lo que, Hawking esperó en la sala decorada, a que algún viajero del tiempo se presentara, pero la sala permaneció vacía. Ningún invitado apareció.
Hawking estaba solo, rodeado de la evidencia de su intento: globos, comida y bebida intacta. Con una sonrisa, usó este resultado para sugerir que quizás los viajes en el tiempo no eran posibles, al menos no de la manera en que los imaginamos. Había mostrado que la ciencia no solo es rigurosa y seria, sino que también puede ser divertida y llena de imaginación.
Este evento dejó una huella en la forma en que las personas piensan sobre el tiempo y la posibilidad de viajar a través de él. La fiesta sin invitados de Stephen Hawking es un recordatorio de que, incluso cuando nuestras preguntas más grandes no tienen respuestas fáciles, la búsqueda de conocimiento es en sí misma un viaje fascinante y valioso.